Habemus vehiculum (y 2)

El post anterior fue bastante escueto, y ahora me siento tranquilamente a escribir más sobre la aventura de comprar un coche por estos lares. Antes de empezar, para los que no han seguido el relato desde el principio, este es un buen momento para leer el post Objetivo: Coche, escrito hace casi un año, donde expliqué mi motivación para sacarme el carnet y conseguir coche propio, y el resto de los posts en la categoría coche.

Resumiendo brevemente los acontecimientos más recientes: A finales de noviembre, me saqué el carnet de conducir, y a lo largo de diciembre acumulé bastantes millas en coches automáticos (principalmente en mi road trip navideño). Sin embargo, para poder conducir coches en mis visitas a España, tenía pendiente aprender a conducir con marchas (y, de hecho, mi intención ha sido siempre comprarme un coche manual). Tras unas cuantas lecciones, cortesía de una compañera del departamento, llegué al punto en el que me sentía cómodo conduciendo en tráfico y con marchas (aunque todavía no le había pillado al 100% el tranquillo al embrague). Así pues, hace una semana y pico recluté a un compañero de clase para ir a visitar concesionarios de coches, en busca del Borjamóvil. Encontré varios coches prometedores por Internet (aquí hay varias webs que recopilan la información de casi todos los concesionarios locales; no sé si habrá algo similar en España), aunque varias personas también me recomendaron que mantuviese mis opciones abiertas y que, además de ir a concesionarios que tengan un coche que haya encontrado por Internet, que vaya a concesionarios varios por si acaso tienen alguna ganga. Por lo tanto, nos planificamos para pasar medio día viendo los coches que encontré por Internet, y el resto del día yendo a grandes concesionarios. Eso sí, lo que tenía claro es que la marca que más me molaba (en base a lo que había leido, recomendaciones, etc.) era Honda y, más concretamente, el Honda Civic.

Empezamos el día en un concesionario oficial de Honda, donde (según su página web) tenían un Honda Civic del 2000 por un precio bastante razonable. Lo probé, y resultó ser bastante trasto. Olía a coche viejo y tenía un embrague muy cascarrabias. Sin embargo, justo al lado de ese coche había un Honda Civic del 2002, de dos puertas, que tenía muy buena pinta. De hecho, este es el coche que, un par de días después, se convertiría en el Borjamóvil. Pero todo en su debido tiempo… Lo probé, y resultó ser una gozada de coche. El amigo que me acompañaba, y que lleva varios años conduciendo con marchas (y, por lo tanto, mejor criterio que yo para estas cosas), también lo probó y no podía contener su entusiasmo por lo bien que se manejaba. Tras probar los dos coches, nos sentamos con el vendedor, que me hizo una oferta para ambos coches. El 2000 podía permitírmelo sin problemas, y el 2002 se salía (aunque no demasiado) del presupuesto que tenía previsto. Puesto que era el primer concesionario que visitábamos, tampoco queríamos ponernos a negociar, así que nos largamos, para ver si encontrábamos algo mejor y/o más barato en otro concesionario.

Nos dirigimos al siguiente concesionario, donde tenía fichado otro Honda Civic 2002, aunque con el doble de millas que el del anterior concesionario. Sin embargo, al llegar me informaron de que lo habían vendido hace una hora. No fue un revés muy grande, porque el concesionario resultó tener muy mala pinta. Y, a pesar de haber «vendido el coche», sigue listado en su página web… mal rollito.

Tras esos dos concesionarios, decidimos que lo más productivo sería ir a algún sitio con una alta concentración de concesionarios, para poder visitar varios de golpe. Ese lugar resultó ser Orlando Park, un suburbio Chicaguense, donde había una carretera en la que podían discernirse concesionarios hasta el infinito y más alla. Fuimos a concesionarios de Honda, Acura, Toyota, Nissan, y Subaru, y no hubo suerte. En algunos concesionarios, incluso me miraban con cara de bicho raro en cuanto soltaba las palabras «transmisión manual».

Al final del día, los coches que vimos en el primer concesionario parecían los más prometedores, aunque comprar el Honda Civic del 2002 requeriría mirar cuidadosamente mis finanzas y negociar un precio más barato. El lunes siguiente volví al concesionario, pero dejo el relato de cómo conseguí adquirir el Borjamóvil para el post siguiente, y de momento os dejo con mi principal impresión al final del día: Los vendedores de coches usados son exactamente como los pintan en las películas. Manipuladores, maquiavelicos, sicofantes, y dispuestos a hacer lo que sea por vender un coche. En cuanto ven cualquier posibilidad de venderte un coche, se aferran a ti y, por mucho que les digas que no te interesa ninguno de los coches que has visto, siguen dándote la brasa. Para que os hagáis una idea, muchas de las conversaciones que mantuve con vendedores fueron más o menos así:

Borja: Hola, me preguntaba si tenéis coches pequeños usados y con transmisión manual.
Vendedor: ¿Coches con transmisión manual? Sí, tenemos alguno, pero tenemos muchos más coches con transmisión automática. ¿Seguro que no prefieres uno de esos? ¡Son mucho más sencillos de conducir!
B: No, la transmisión manual es condición sine qua non.
Vendedor: Vale, ¿cuanto tienes pensado gastar en este coche?
B: No más de X dólares.
Vendedor: No tenemos coches manuales a ese precio.

[Por lo que a mi respecta, eso significa el final de la conversación. Sin embargo…]

V: ¿Has pensado en comprar un coche nuevo? ¡De esa manera, no tendrás problemas en conseguir un coche con transmisión manual!
[Un coche nuevo, incluso los modelos más baratos, cuestan entre 1.5 o 2 veces más de lo que tengo pensado gastar]
B: Oiga, que le he dicho que no quiero gastar más de X dólares. Un coche nuevo se sale completamente de mi presupuesto.
V: ¡Puedes financiarlo con un prestamo!
B: Para la cantidad X ya estoy teniendo en cuenta que parte del coste tendré que financiarlo. Si me compro un coche nuevo, me endeudaría hasta las cejas y no puedo permitírmelo.
S: ¿Y qué tal un contrato de leasing?

En fin, llegados a ese punto, casi quería gritarles: «¿Acaso no entiendes lo que estoy diciendo? U-SA-DO. Quiero un coche U-SA-DO de marchas. Y si no lo tienes, YO-ME-VOY.» Eso sí, al parecer no hice más que tocar la punta del iceberg. Algunos de mis compañeros (americanos) de clase, que han tenido que padecer a vendedores de coches usados más veces, los describen como «la escoria más inmunda del planeta». Porque, en cuanto muerdes el anzuelo, utilizan todo tipo de estratagemas y trucos para conseguir que pagues lo máximo posible por el coche. Pero, lo dicho, eso lo dejo para el siguiente post.

5 comentarios sobre “Habemus vehiculum (y 2)

  1. newton: El «leasing» es, efectivamente, una opción atractiva, sobre todo para gente que (como yo) no utiliza el coche a diario. De hecho, las mensualidades suelen ser mucho más bajas que las que habitualmente se pagarían por un coche nuevo. Sin embargo, también son más altas que lo que se suele pagar por un coche usado, con lo cual el «leasing» se salía de mi presupuesto.

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  2. 🙂 veo que los vendedores de coches (usados o no) no modifican su comportamiento ni a miles de kilometros de distancia xDDD

    Yo quiero leer como conseguiste rebajar el precio del honda civic de 2002. ¿por cierto, qué motor lleva?

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