Y si me muero… ¿qué pasa con mi blog?

Hace un par de días nos notificaron que un antiguo compañero de doctorado había fallecido. Le conocía, pero no le conocía bien. Empezó el doctorado varios años antes de que yo llegase a Chicago (y se doctoró hace tres años), y era el tipo de compañero que conoces y reconoces, que saludas por el pasillo y, que si te lo encuentras en alguna función social, te puedes acercar a él y hablar sobre algo anodino durante un rato, pero poco más. No obstante, las noticias de su muerte fueron un poco chocantes; el pobre chaval no pudo haber tenido más de treinta-y-pico años.

Cuando recibí el e-mail notificando las malas nuevas, me picó la curiosidad por saber a qué se estaba dedicando (y, debo admitirlo, un poco de curiosidad morbosa por la causa de tan temprana muerte). En un par de clicks encontré su actual página profesional, su perfil en LinkedIn, un par de artículos científicos, etc. Sin embargo, todo daba la apariencia de que seguía vivo, aunque no me cabe duda de que eventualmente alguien en su compañía o borrará su página o añadirá alguna cabecera impersonal indicando «XXX falleció el día YYY. Mantenemos esta página solo por motivos históricos.»

En fin, todo esto me hizo plantearme qué le ocurriría a mi blog si yo estirase la pata inesperadamente. La verdad es que me gustaría que permaneciese disponible para «siempre», como documento histórico para todos mis allegados que me sobreviven. Para los que vayan a saltar con el argumento «los que escribís un blog personal sois unos narcisistas egomaniacos», y que garantizar la vida eterna de un blog es el summum de la egolatría, digo lo que digo siempre: a día de hoy, yo sigo escribiendo mi blog como si estuviese dirigido a toda la gente que conozco personalmente en España y que le interesa lo que tengo que contar aquí. Es para ellos a quienes estaría dirigido ese documento histórico (y, quien sabe, a cualquier descendencia que pueda acabar teniendo). Si le interesa a más gente, estupendo; si no te interesa, pues dirige tu navegador a otro sitio.

En cualquier caso, no menospreciaría el valor de conservar un blog post-mortem: mi bisabuela escribió en los últimos años de su vida una autobiografía, autopublicada y distribuida a sus descendientes, que nos ha permitido recordar la interesante vida que vivió a comienzos del siglo XX en España, incluyendo la Guerra Civil. Sin ese documento, todas esas experiencias, todas esas memorias se habrían ido perdiendo y obscureciendo tras pasar oralmente de generación a generación. Conservar BorjaNet tras mi muerte no es más que la versión moderna de lo que hizo mi bisabuela. Me intriga que un bisnieto mío a finales del siglo XXI se ponga a leer sobre «el viaje a Australia que se pegó el bisabuelo Borja a comienzos de siglo, antes de que se inventasen los teletransportadores; ¡pobre bisabuelo, tuvo que pasarse casi 24 horas en una gigantesca lata voladora!» (de la misma manera que mi bisabuela relata en su autobiografía lo arduo que resultaba viajar de Bilbao a Madrid a comienzos de siglo, un viaje que hoy en día resulta trivial).

Por supuesto, la conservación de mi blog plantea ciertos desafíos técnicos y legales. El servidor donde reside mi blog vive en un centro de datos, pero yo soy el único con acceso administrativo y pago una cuota mensual por él. Si desaparezco, y el banco cancela todas mis cuentas y tarjetas, mi blog desaparecería al cabo de unos meses. Todo esto me parece que tiene solución a través del testamento. A bote pronto, me parece que sería necesario incluir lo siguiente:

  • Designar un albacea cuya responsabilidad sea garantizar la supervivencia del blog. Si mi muerte fuese prematura, la verdad es que me gustaría que fuese alguien de confianza con conocimientos de cómo funciona un blog, como Txipi, Loretahur, MaY, etc. Si muero a los 80 años, igual podría ser un descendiente u otro pariente. Si no, tendría que dejar instrucciones para contratar a alguien.
  • Proporcionar al albacea los mecanismos para obtener acceso administrativo al servidor donde reside el blog. No basta con dejar la contraseña escrita en el testamento (seguramente la habré cambiado entre la escritura del testamento y mi fallecimiento). Me imagino que con un poder notarial bastaría; el albacea podría ir a la compañía de hosting y pedirles que le den acceso al servidor.
  • Decidir el mecanismo de conservación. Hoy en día, incluso si un blog desaparece, lo más seguro es que siga existiendo en múltiples caches (como el de Google), o en el Internet Archive. No obstante, me gustaría que futuros lectores siguiesen teniendo la facilidad de escribir «www.borjanet.com» y poder navegar por todos los posts. Por lo tanto, lo más fácil sería que el blog siguiese existiendo en su formato actual: un WordPress en un servidor mantenido por una empresa de hosting. Con que se siguiese pagando la cuota mensual, el blog podría seguir existiendo, en teoría, a perpetuidad.

    Eso sí, quien sabe como evolucionará la tecnología en una décadas o en un siglo. Igual para entonces tener un servidor web es algo totalmente arcaico o, si ocurre un gran cataclismo, la Internet incluso deja de existir. Por lo tanto, me parece que sería necesario añadir un poco de redundancia. Me imagino que con hacer un volcado de todos los posts y comentarios a texto plano, depositando multiples copias en varios lugares, sería suficiente (sería, además, un formato muy fácil de transmitir en un único fichero). De esa manera, siempre queda la opción de leer el blog como si fuese un libro (aunque sin la comodidad de navegar con un interfaz web).

  • Reservar una cantidad de dinero en el testamento para el mantenimiento del blog. Realizar todo esto involucra varios costes. Si el blog sigue viviendo en un servidor, yo estimaría que harían falta $40,000-$50,000 para pagar los costes de mantenimiento del servidor durante un siglo. Luego, salvo que el albacea sea un descendiente o un amigo dispuesto a realizar su labor por amor al arte, también hay que reservar un poco de dinero para pagar sus costes. Vamos, que si te interesa conservar tu blog post-portem, puede que no te salga barato, aunque siempre está la opción de abandonar el servidor y simplemente garantizar que sobreviva una versión en texto plano (que resulta más fácil de producir y archivar).

Pero aparte de los aspectos técnicos, me intriga especialmente el problema del ultimo post. ¿Qué será lo último que leeran mis lectores? Es decir, imaginad que vais a un blog de alguien que sabéis que ha fallecido. El último post podría ser éste:

Ya estoy listo para irme. La maleta esta hecha. En 45 minutos cojo el minibus al aeropuerto. A las 17:10 (hora Chicaguense) despego, y mañana al mediodia llegaré a Madrid (previo paso por Londres). 289 días fuera de España. Se dice pronto.

Ale, el próximo post, desde Madrid.

Tiene un punto dramático. ¡Un último post antes de un terrible accidente aéreo! Pero, ¿y si el último post no es nada destacable como éste simple meme? La verdad es que preferiría menos arbitrariedad en el último post. Me parece que quedaría mejor preparar un mensaje de despedida, del tipo que, aunque sea un cliché, empezaría con «Si estás leyendo estas palabras, significa que he fallecido». A estas alturas, no me imagino que incluiría en este último post. ¿Igual una reflexión sobre toda mi vida? ¿Una larga lista de agradecimientos a todas las personas que han tenido algún impacto en mi vida? ¿La revelación de oscuros secretos? En cualquier caso, este texto tendría que formar parte del testamento, y sería la responsabilidad del albacea añadirlo al blog.

En fin, tras releer este post, me parece que merece la pena aclarar que no anticipo que vaya a morirme en un futuro cercano. Estoy muy contento con como va mi vida y no tengo (que yo sepa) ninguna enfermedad terminal. Simplemente es una paja mental que me he hecho tras recibir la noticia del fallecimiento de ese antiguo compañero. No obstante, pajas mentales aparte, no descarto hacerlo más adelante (sobre todo cuando tenga ahorrado suficiente dinero para garantizar la supervivencia del blog durante, al menos, un siglo). Que conste que no tengo ni la más mínima idea de como funciona todo el tema de testamentos, albaceas, etc., así que seguramente hay otras dificultades que no he anticipado (aunque, si al final hago todo esto, no dudeis que lo contaré aquí 🙂 Bienvenida sea cualquier aportación de lectores que entiendan de estos temas.

Y, por cierto, ¿Qué incluiríais vosotros en vuestro «último post»?

7 comentarios sobre “Y si me muero… ¿qué pasa con mi blog?

  1. Os.ti.a

    Albacea de la memoria de Borja Sotomayor….

    Espera que me siento… joder, qué honor… 8D

    Vale, espera, le voy a dar una vuelta a tu idea: ¿Y si nos juntamos los 4/5/…/n que nos apetezca y fundamos la Asociación para la Conservación de Recursos Digitales? Por una cuota, nos encargamos de mantener tus sites vivos y cuando palmemos, se abrirán los sobres cerrados y sellados ante notario donde se encuentran las claves y accesos a nuestros servidores…

    Ahora me hago la pregunta chorra: Si esto no existe… ¿se podría hacer un negocio de ello?

    Bueno, que desbarro… (o no)….

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  2. Borja,
    Hablas de un asunto que es uno de los puntos débiles de Internet. La red es variable y fugaz, y obtener una historia de un contenido no es fácil. Internet, en este sentido, está en manos de los servidores que la alojan. Aún si dejas pagado tu contenido, la posibilidad de que subsista depende de que los ISP subsistan. The Internet Archive es una solución, pero todavía es insuficiente. Además ¿qué conservar, y qué no? ¿cómo darlo a conocer?¿qué pasa si una catástrofe destruye servidores, originales y redundantes?
    La Biblioteca de Alejandría un día desapareció, y sólo se pudo recuperar parcialmente, pero creo que el almacenamiento en papel sería más persistente que el digital.

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  3. Hola Borja,

    Simplemente comentarte que llegas tarde… como siempre a alguien en Internet ya se le ha ocurrido que hacer. Check this out: http://legacylocker.com/

    Aunque parece que es solo para la vida online, no para tus servidores 🙂 (que imagino ya los habras cambiado de sitio de casa de tus padres como antaño… 🙂

    Un saludo,
    Gorka

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  4. La virgen! Me pongo al día con los feeds RSS abandonados en agosto y fíjate, Borjanet hablando del más acá que dejaría si se fuera al más allá :-O

    Si hay que hacer de sysadmin póstumo, no tengas ninguna duda de que muchos tomaríamos esa responsabilidad con la alegría (nunca suficiente) de honrar a un amigo que ya no está 😉

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