Por fin

Hay ciertos momentos en tu vida que se quedan grabados vividamente en tu cabeza, a veces por ninguna razón aparente. Para mi, uno de esos momentos fue la mañana del 8 de noviembre de 2000, la mañana después de las elecciones presidenciales de EEUU entre Al Gore y George Bush, cuando nos despertamos sin saber el ganador de las elecciones.

Tenía 20 años recién cumplidos, estaba en 3º de Ingeniería Informática en la Universidad de Deusto, y recuerdo con inusual detalle que, antes de la primera clase de la mañana, me encontraba frente a mi ordenador en el aula 104 de la Facultad de Ingeniería, el «aula multimedia». Mi ordenador se encontraba al lado de la segunda puerta del aula, la que da directamente al espacio de monitores, no al aula propiamente (donde están los ordenadores de estudiantes). La puerta estaba abierta y, como quedaban 5-10 minutos para el comienzo de la clase (que iba a tener lugar en el aula 112, al final del mismo pasillo), mis compañeros de clase podían verme dentro del aula de camino a la clase. Uno de ellos, Borja B., se paro para hablar conmigo y me dijo algo como «Parece que ha ganado Bush, ¿no?», y yo le corregí, diciendole que todavía era posible que Gore ganase el estado de Florida y, por lo tanto, las elecciones. «Buf, eso espero, porque Bush está tarado», me respondió, algo visceralmente.

Curiosamente, no recuerdo nada más de ese día. No recuerdo que clase teníamos en el aula 112, o con qué otros compañeros hablé sobre las elecciones, o donde fui a comer ese día, etc. Pero se me quedó pegado ese detalle. Yo, en aquella época, no estaba tan aficionado a la política americana como lo estoy ahora. Sabía que prefería a Gore, simplemente por ser «menos de derechas» que Bush, pero no sentía nada particularmente fuerte en contra de que Bush fuese presidente. Por aquel entonces, tampoco le conocíamos demasiado bien, y a mi sinceramente me parecía «otro político americano más». Por eso me extraña que se me quedase grabado justo ese detalle de Borja B. deseando que Bush no ganase las elecciones por estar tarado. Pero ahora me doy cuenta de lo previsor que fue.

Poco a poco, fuimos conociendo más y más a George W. Bush, sobre todo después del 11-S, y especialmente cuando se obcecó en invadir Irak. En España, a la mayoría nos consolaba el hecho de que los americanos seguramente le echarían en 2004, de la misma manera que nosotros echamos a Aznar. Solo teníamos que esperar unos años. Pero no, en 2004 resultó reelegido presidente de los EEUU, algo que yo personalmente atribuyo no tanto a la oligofrenia de Bush sino más al nefasto candidato que escogieron los Demócratas, al que vendieron como «el que no es Bush», más que como un candidato que tenía que brillar por méritos propios. La reelección de Bush me pilló en Chicago, y ese es un momento que también recuerdo vivamente, aunque eso ya no me extraña; tenía muchos más motivos para prestar atención.

Así que nos resignamos a aceptar que teníamos que aguantar a Bush otros cuatro años. Una de las cosas que recuerdo claramente cuando reeligieron a Bush es que esos cuatro años me parecían una eternidad. Pero por fin han pasado, y ya podemos referirnos a Bush como el «ex-presidente Bush». Y no quiero que quede ninguna duda: considero que Bush es, con diferencia, el peor presidente que ha tenido EEUU (si no en toda su historia, si en su historia reciente). Durante su estancia en la Casa Blanca, Bush ha conseguido que el resto del mundo vea a EEUU no con admiración sino con desidia. Ya no como un líder, sino como un niñato abusón. Y yo, por lo menos, soy de los que sienten cierta admiración por EEUU, por el funcionamiento de su gobierno, y por los ideales sobre los que se fundó (a veces tengo que recordar a la gente que dogmáticamente se opone a «los putos yankis» de que EEUU nació en medio de una revolución anti-monárquica, federalista, y pro-libertad), y en los últimos ocho años me ha dolido ver en lo que se estaban convirtiendo los EEUU. Como estos días seguro que habrá quienes querrán buscarle los aspectos positivos a los ocho años de Bush, me permito recordaros algunos de sus «logros» (lista tomada de uno de los comics de This Modern World):

Bush v. Gore, Cheney’s Energy Task Force, Kenny Boy Lay, Putin’s Soul, «Bin Laden Determined to Strike«, 9-11, Axis of Evil, Freedom Fries, Patriot Act, Indefinite Detention, Extraordinary Rendition, Guantanamo, Yellowcake Uranium, Shock and Awe, Mission Accomplished, Halliburton, Blackwater, Jessica Lynch, Pat Tillman, Bagram, Abu Ghraib, Waterboarding, Swiftboating, Tax Cuts, Soaring Deficits, Terri Schiavo, Stem Cell Research, Domestic Surveillance, Telecom Immunity, Hurricane Katrina, the Collapse of Capitalism as We Know It, and Karl Rove. Karl Rove!

¿Y qué nos deparan los próximos cuatro años? No lo sé. Pero por lo menos ha desaparecido ese sentimiento angustioso de que el mundo no mejorará hasta que el ocupante actual de la Casa Blanca se marche. Ahora que Obama es el Presidente Obama, cuando pienso en los próximos cuatro años, me viene solo una palabra a la cabeza.

Hope.

2 comentarios sobre “Por fin

  1. Hay un refrán castellano que dice que «Tanta paz lleve como descanso deja». Pero no me parece muy aplicable a este señor, que, despues de dejar el país (y por extensión, el mundo) hecho unos zorros, se va a ir de rositas sin dar cuenta de nada a nadie.

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