En la anterior entrega de Habemus vehiculum relaté como me había pasado un sábado entero yendo de concesionario en concesionario buscando un coche decente. Como conté entonces, el Borjamóvil fue uno de los primeros coches que vi, pero no quise ponerme a negociar el precio cuando todavía nos quedaban tantos concesionarios por ver. Veamos pues, en esta última entrega, lo que pasó cuando volví al concesionario al lunes siguiente para negociar la adquisición del Borjamóvil.
Llegué al concesionario justo cuando abrieron sus puertas el lunes, para evitar sorpresas del tipo «uy, que ya se lo hemos vendido a alguien». El vendedor que me atendió el sabado estaba justo en la entrada, y le pregunté a ver si los coches que vi el sabado seguían estando disponibles. Lo consultó en el ordenador, y me dijo que sí. Pregunté por ambos coches porque no quería desvelar de inmediato que me interesaba principalmente el Borjamóvil, ya que de lo contrario el vendedor iría directo a la yugular. Durante unos cuantos minutos le hice preguntas sobre los dos coches que vi el sábado, y finalmente dije «Pues el Honda Civic 2002 tiene muy buena pinta, pero uyyyy que caro sale!», y empezaron las negociaciones.
Antes de hablar sobre la negociación sobre el precio, tengo que mencionar que en EEUU no solo hay una industria montada alrededor de la compra/venta de coches usados: hay una industria montada alrededor de la valuación de coches usados. Hay varias webs (algunas de las cuales requieren pagar una cuota mensual) en las que es posible encontrar el fair price («precio justo») de un coche usado basado en su edad, millas, accesorios, etc. Las principales son Consumer Reports, Kelley Blue Book, y NADA. Es imprescindible investigar estos precios antes de ir a un vendedor de coches usados porque, de lo contrario, te la pueden meter doblada. Yo me miré estas webs religiosamente (aprovechando que un amigo había comprado un coche recientemente y estaba suscrito a Consumer Reports), y determiné que el precio justo de mi coche era X dólares. Esto se salía ligeramente de mi presupuesto, pero todavía era factible. Cuando visitamos el concesionario el sábado, la pegatina en el parabrisas del coche indicaba que el precio del coche era de X + $7,000. A-co-jo-nan-te, sobre todo teniendo en cuenta que por ese precio podría comprarme un coche nuevo (de la gama más baja posible, pero nuevo no obstante).
En fin, volvamos a la negociación con el vendedor. En cuanto desvelé que estaba al corriente de los precios justos de este coche, el vendedor rebajó, de golpe, el precio hasta X + $1,000. ¡Un descuento de $6,000! Al parecer, esto no es demasiado raro, ya que saben que la gran mayoría de la gente está al corriente de los precios justos del coche y, aunque es habitual pagar algo más que el precio justo, un coste adicional de $7,000 es suficiente para mentar al vendedor a la madre que lo parió. Sin embargo, me imagino que no es mala táctica poner precios desorbitados en los coches, para el 1% de la población que es lo suficientemente pardilla como para pagar ese precio. Alguno seguro que acabará mordiendo el anzuelo, y de vez en cuando te llevas una jugosa comisión…
Evidentemente, el precio de X + $1,000 todavía era un poco excesivo, aunque había unos cuantos factores que jugaban en mi contra. Lo más importante es que, hasta hace poco, ese coche no estaba categorizado como un «coche usado» sino como un «coche certificado». Esto significa que era un coche usado que el fabricante (no el vendedor) había inspeccionado, certificando que estaba en perfectas condiciones. Es decir, que tienes la tranquilidad de que no te están vendiendo un coche al que se le va a caer el radiador tras un par de días de uso. Sin embargo, aunque estaba inicialmente categorizado como «certificado», nadie lo compró y el coche recientemente se recategorizó como «usado» (puesto que un coche certificado -al menos los de Honda- no puede tener más de 5 años de edad).
A estas alturas, seguro que más de uno se está preguntando: ¿Pero cómo sabes que todo el rollo de la certificación es cierto? ¡Igual es un trasto medio destrozado al que le han aplicado un par de capas de pintura para que parezca presentable y te están contando un cuento digno de los Hermanos Grimm! Bueno, pues resulta que en EEUU también hay una industria montada alrededor de la auditoría de coches. En concreto, hay varias compañías que recopilan información sobre todo lo que le pasa a un coche durante su vida (basandose en informes de mecánicos, etc.), y luego venden esa información por un precio razonable. La principal compañía es CARFAX y, al igual que la investigación de los precios justos, es imprescindible ir al concesionario con el informe de CARFAX en mano para asegurarse de que no te están dando gato por liebre (de hecho, los concesionarios generalmente te proporcionarán el informe ellos mismo, y suele ser sospechoso si no te lo quieren dar). En fin, a través de CARFAX pude verificar que el coche (1) había tenido un único dueño, (2) fue vendido al concesionario, y pasó la certificación de Honda, a finales de 2007, y (3) fue recategorizado como un coche usado en Febrero. Por supuesto, en el concesionario también les pedí que me enseñasen los papeles de la certificación de Honda, que tenían pinta de ser auténticos y de estar en regla.
Bueno, ¿dónde estaba? Ah, si: X + $1,000. El hecho de que solía ser un coche certíficado complicaba la negociación, pero me olía que igual podía rebajar el precio un poco más. Le dije al vendedor que estaba dispuesto a pagar X + $500. Llegados a este punto, el vendedor tiene que «discutirlo con [su] gerente». Me deja en su cubiculo durante un rato, y vuelve diciendome «No le ha gustado esta oferta. No le ha gustada en absoluto». Llegados a ese punto, empiezo a citar números concretos de los informes de precios justos, y le digo que me explique por qué tengo que pagar $1,000 extra por un coche que está valorado en sólo X dólares. El vendedor no responde la pregunta y, en cambio, de la nada, aparece el gerente (por lo que me han comentado, no es raro que los vendedores tengan el teléfono con una linea abierta al gerente, sin que tu te des cuenta, para que pueda seguir las negociaciones). El gerente me explica que ellos compraron el coche por X + $500, que tienen que venderlo por más dinero para que sea una venta beneficiosa, me muestra los libros, el papeleo que (supuestamente) demuestra que eso es lo que ellos pagaron por el coche. Les digo que resulta un poco difícil de creer que un concesionario acabe pagando más que el precio justo, cuando suele ocurrir todo lo contrario. Me suelta un rollo macabeo sobre como hay mucha demanda para coches pequeños que consumen poca gasolina, porque la gasolina está muy cara, que el concesionario está en un barrio donde hay muchos polacos (¿lo cualo?) que conducen coches con marchas, con lo cual la demanda es incluso más alta, que la abuela fuma en pipa, etc.
Al final, no había manera de que bajasen de los X + $1,000. Sin embargo, era innegable que era un coche bastante bueno, previamente certificado por Honda, que conducía de maravilla, y que iba a ser dificil encontrar un coche de marchas similar por estos lares. Por otro lado, X + $1,000 se salía completamente de mi presupuesto, y únicamente me lo podía permitir con una inyección de capital y con un prestamo que tenga buenas condiciones (ya tenía pensado coger un prestamo para financiar parte del coche, pero este precio significaba que sólo iba a ser factible si encontraba un prestamo con condiciones superlativamente buenas). Llegados a este momento, les digo que tengo que hablar con mi gerente. Es decir, con mis padres, porque no voy a comprometerme a algo tan importante sin primero consultarlo con gente que tiene bastante más experiencia en estos temas que yo. Al final decidimos seguir adelante con la compra, pero con la condición de que tienen que compensarme el coste extra de alguna manera.
Así que les digo: «Estoy dispuesto a pagar X + $1,000 por este coche, pero me tenéis que buscar un préstamo cojonudo e incluir algo extra para que no salga de aquí pensando que me habéis tomado el pelo.». Por «prestamo cojonudo» me refería a dos cosas: (1) Las mensualidades tienen que ser lo más bajas posibles y (2) debe ser un prestamo que me permita pagar la deuda pendiente, parcialmente o de golpe, cuando me de la gana (hay prestamos que, cuando dicen «a N años», se refieren estrictamente a eso; si intentas pagar el prestamo a la mitad de esos N años, te seguirán cobrando el interes que habrías acumulado si hubieses mantenido esa deuda durante N años). Estas condiciones vienen motivadas porque ahora mismo tengo un presupuesto mensual bastante limitado (con un sueldo de estudiante de doctorado), pero eso dejará de ser un problema cuando me doctore. Es decir, ahora mismo quiero pagar lo mínimo posible al mes (aunque suponga sacar un prestamo con una duración desorbitada), con vistas a pagar el resto del prestamo, de golpe, cuando pase a tener un trabajo que pague mejor (es decir, cuando me doctore). Hay una cierta cantidad de riesgo en esta decisión: si no me doctoro, estoy jodido, aunque me parece que no llegaré a ese extremo.
Tras decir esto, añadí el siguiente ultimatum: «De lo contrario, me levanto y me marcho». Esta es otra sugerencia que te dan al comprar un coche: siempre tienes que estar dispuesto a romper las negociaciones de golpe, aunque sea el coche de tus sueños. No sé si fue porque las condiciones que les ofrecí les parecieron aceptables, o por enfrentarse a perder una venta de X + $1,000 dolares, o una combinación de ambos factores, pero el resultado final fue que aceptaron estas condiciones. Ya quedaba menos para ser el dueño de mi primer coche…
Una vez que se ha establecido que tienes un trato, lo siguiente es hablar con el gerente financiero para establecer los términos exactos del préstamo y discutir servicios opcionales para el coche. Leí en varias páginas web que esta experiencia suele ser más agradable que tratar con el vendedor, con el que evidentemente existe una relación antagónica porque el vendedor cobra una comisión proporcional al precio al que te vende el coche. El encargado de las finanzas, en cambio, no tiene ninguna agenda oculta. En mi caso, tratar con el gerente financiero fue una gozada. De entrada, me preguntó a ver de cuanto tiempo disponía. Le dije que, si era necesario, podía reservar el día entero para comprar el coche. Se mostró visiblemente sorprendido, y me explicó que, una vez se ha alcanzado un trato con el vendedor, muchos compradores quieren salir del concesionario lo antes posible, con lo cual le dan muy poco tiempo al gerente financiero para que encuentre un buen préstamo. Yo le dije que se tomase todo el tiempo que fuese necesario hasta encontrar un préstamo que cumpliese mis condiciones. Al final, se tiró una hora al teléfono hablando con bancos negociando condiciones para un préstamo. Tengo que admitir que el tío se lo curró bastante. Al final, me presentó un préstamo que, no solamente se ajustaba a mi presupuesto mensual (y cumplía la condición de poder liquidarlo cuando me diese la gana), sino que además incluía una garantía de 2 años (por parte del fabricante, no del concesionario) y un dispositivo LoJack, un sistema antirrobo bastante efectivo (si me roban el coche, se activa un transmisor oculto en el coche que notifica a la policía, que generalmente puede localizar el vehículo en un par de horas; solamente funciona en grandes ciudades, algo aceptable teniendo en cuenta que principalmente me moveré por Chicago).
Tras firmar los papeles del prestamo, por fin pude salir del concesionario con mi flamante Borjamóvil. Dos semanas después de la compra, puedo decir que (de momento) estoy muy contento tanto con el coche como con el trato que alcancé con el vendedor.
Bueno, finalmente, y para los lectores más motorheads, aquí van unas cuantas especificaciones técnicas del bólido:
- Largo: 4.43m
- Ancho: 1.69m
- Alto: 1.39m
- Motor: 1.7L I4 SOHC 16V FI (no tengo ni idea de lo que significa esto; que alguien me lo explique, porfa! 😀 )
- Caballos: 127
- Capacidad del tanque de gasolina: 49.96L
- Consumo de gasolina (en mpg, la medida estándar en EEUU): 32 millas por galón (en ciudad), 37 millas por galón (en autopista)
- Consumo de gasolina (en unidades métricas): 13.62 km/L (en ciudad), 15.75 km/L (en autopista)
- Miscelanea: Techo solar, ABS, sistema anti-robo, aire acondicionado, airbags, dirección asistida, …
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