Por qué ya no me bajo (casi) nada de Internet

Desde las gélidas tierras Chicaguenses, he seguido un poco el culebrón de la «ley Sinde», y digo «un poco» porque cuesta estar al tanto de lo revolucionado que está el patio cuando estás en otro patio. No estoy tan informado como quisiera para opinar sobre la «ley Sinde», pero sí estoy hastiado de que el debate se centre en cómo penalizar a los piratas malos malosos en lugar de centrarse en nuevos modelos de negocios que permitan que todo el mundo salga ganando. Y precisamente es lo que quiero comentar en este post: el modelo de negocio con el que me he encontrado aquí en EEUU y cómo facilita que ya no tenga que bajarme (casi) nada de Internet a través de canales de dudosa legalidad.

Partamos de unos cuantos supuestos: yo quiero escuchar música, ver películas, y ver series de televisión, quiero obtenerlas cómodamente, y estoy dispuesto a pagar por ello. Hago énfasis en «cómodamente» porque me parece que mucha gente acaba tirando de las descargas no porque salgan gratis (que tampoco es del todo cierto; hay que pagar al proveedor de Internet, y a servicios como Rapidshare, proveedores de Usenet, etc.) sino porque es mucho más cómodo que los canales «tradicionales» de distribución de contenido (y voy a explayarme un poco sobre el aspecto de la «comodidad» en este post). También parto del supuesto de que el artista tiene derecho a ganarse los garbanzos con su creación, y que es preferible un mecanismo de distribución que permita que el dinero fluya más directamente al creador (con el mínimo de intermediarios). El que tiene que lucrarse con una creación artística es el artista, no la SGAE, el top manta, el Rapidshare, Usenet, etc.

Pues bien, mi tesis es que en EEUU el modelo de negocio ha evolucionado para satisfacer a gente como yo, que quiere contenidos, los quiere cómodamente, y está dispuesto a pagar por ellos, y valora el derecho del artista a lucrarse. En España, por lo que oigo y me cuentan mis amigos, estamos estancados en paradigmas anticuados diseñados para perpetuar artificialmente a compañías y modelos de distribución que no pintan nada en el siglo XXI.

Vayamos por partes…

La música

Situación ideal («cómoda»): Quiero MP3s de prácticamente cualquier artista, sin limitaciones DRM: lo quiero poner en mi ordenador, en el iPod, en el ordenador del despacho, etc. Y, sí, de vez en cuando igual se lo quiero pasar a un amigo porque le puede gustar esa canción.

Antes de venir a EEUU: Básicamente tenía dos opciones. La primera era comprar un CD con la música y ripearlo para extraer los MP3. La segunda era bajarme canciones de Internet (BitTorrent, Kazaa, eMule, etc.).

La verdad es que para casi toda mi música tiraba de la primera opción, pero no dejaba de ser un coñazo (vamos, no cumple la condición de ser cómodo). Hay que ir a la tienda a buscar el CD (o pedirlo por Internet y esperar a que llegue) ripearlo, y luego el CD se queda muerto de risa en una estantería. En otros casos, cuando lo único que quería era una canción suelta (en vez de un álbum entero), pues al final acababa tirando de Internet, porque era mucho más cómodo. Pero, evidentemente, no cumple la condición de que el dinero llegue al artista.

En EEUU: Dos palabras: Amazon MP3. MP3 a cascoporro por menos de $1 por canción, y casi todos los álbumes rondando los $7-$10. Descarga directa a tu ordenador sin DRM. Haz con el MP3 lo que quieras. Desde que he venido a EEUU, no me he bajado ni una sola canción de Internet (vale, vale, comprar a Amazon MP3 es bajarse algo de Internet; para evitar confusiones, si utilizo la expresión «bajarme de Internet», me refiero a cuando se hace a través de canales de distribución que no benefician al artista). Tampoco me he comprado ni un solo CD. Toda mi música la he comprado en Amazon MP3, y siempre que he querido un album, Amazon MP3 lo tenía disponible.

Amazon MP3 me parece un servicio impresionante, especialmente por su incomparable sencillez: yo les doy $1, ellos me dan una canción. Y ya está. Ni suscripciones, ni streamings, ni DRM, ni ná. Y, además, es un sistema que claramente beneficia al artista e incluso permite a músicos independientes publicar su música sin el coste de emitir CDs y depender de discográficas o SGAEs. Sin ir mas lejos, The Modeens, con los que pasé unos días en Arizona durante mi road trip, publican su música independientemente por Amazon MP3, y me dijeron que les funciona de maravilla.

Veredicto: Amazon MP3 satisface todos mis requisitos. No hay nada que mejorar o cambiar. Me atrevería a decir que si en España hubiese un servicio similar, el «pirateo» de canciones disminuiría drásticamente.

Péliculas

Situación ideal («cómoda»): Las películas, cuando están en el cine, se ven en el cine. Y punto. Lo siento, pero incluso si me dan la opción de comprar una película legalmente y digitalmente cuando todavía se está proyectando en salas, prefiero verla en una sala que en un monitor o una televisión. Ahora bien, cuando ya haya pasado por las salas, lo que quiero es poder ver la película en alta definición en la televisión de mi casa (no en el ordenador) cuando me dé la gana.

Antes de venir a EEUU: Pues no había otra alternativa que alquilar el DVD en el videoclub. Pero no es una opción cómoda: hay que ir al videoclub, si es una película popular igual están todas las copias alquiladas, hay que devolver la película al cabo de unos días o te cobran dinero, etc.

En cuanto a bajar películas de Internet, yo personalmente nunca lo he hecho. Soy muy tiquismiquis para el cine, y soy de los que piensan que el cine hay que verlo bien, o en una sala o espatarrado en un sofá delante de la tele. Por aquel entonces, si te bajabas una película de Internet, la calidad solía ser bastante mala y era difícil ver la película en la tele en lugar de el ordenador.

En EEUU: Netflix, una especie de «videoclub por correo». Pagas una mensualidad, y puedes alquilar todas las película que quieras, en DVD o Blu-ray, con la limitación de que sólo puedes tener N DVDs simultáneamente en casa (en mi caso, N=2 y pago $18 al mes). Seleccionas las películas a través de su web, y te las mandan por correo, con un sobre prepagado para devolverlas. Cuando devuelves una película, te mandan automáticamente la siguiente en tu lista de películas. Ah, y no te cobran si tardas en devolver la película (he llegado a tener una película en mi casa tres meses porque nunca me apetecía verla). Pero, vamos, si devuelves las películas al cabo de 3-4 días, amortizas sobradamente la mensualidad (comparado con lo que te soplarían en un videoclub).

Puede parecer que esto no tiene muchas ventajas sobre los videoclubs tradicionales, así que por si no ha quedado claro: no tienes que ir a un videoclub, la película que quieres casi siempre la tienen (nunca he tenido que esperar más de 24 horas por una película, incluso nuevos estrenos), no tienes que preocuparte por volver al videoclub para devolver la película (la metes en el buzón, y nunca te «multan» si tardas en devolverla), y tienes películas ilimitadas.

Eso sí, este sistema tiene una pega: ¿Qué pasa si un sábado a las siete de la tarde me entra el antojo de ver una película concreta? ¿Espero al lunes a que me llegue la película de Netflix? No, porque Netflix también ofrece un servicio de streaming que va incluido en la mensualidad. El catalogo de streaming no es tan extenso como su catalogo de DVDs y Blu-rays, pero no es moco de pavo. En esas situaciones en las que estaba aburrido y quería verme alguna película, cualquier película, para pasar el rato, siempre he encontrado algo en Netflix Streaming. Las películas streaming se pueden ver en el ordenador, pero también hay dispositivos para ver las películas desde la tele. En mi caso, mi Playstation 3 tiene instalada una aplicación para acceder a Netflix Streaming, y puedo atestar que la calidad de la imagen es muy buena (incluso hacen streaming en alta definición para ciertas películas).

Netflix es un modelo de negocio revolucionario. De hecho, la bancarrota de Blockbuster y Movie Gallery, antaño megafranquicias de videoclubs, se atribuye en gran medida al demoledor exito de Netflix. No me entra en la cabeza que a nadie en España se le haya ocurrido montar algo similar. En serio, la persona que monte ESPflix se va a forrar de la noche a la mañana. [Ver comentarios y este enlace]

Veredicto: Netflix satisface mis necesidades peliculeras, pero no tanto como Amazon MP3 con la música. A pesar de que Netflix Streaming me encanta, tienes que estar conectado a Internet. Ojo, que yo tengo una conexión bastante barriobajera (para lo que son las conexiones en EEUU) y aun así la calidad de la imagen es muy buena. El problema (para mi) no es el ancho de banda, sino el hecho de que hay ciertos lugares donde no voy a poder ver las películas (p.ej., en un avión, en un hotel sin Internet, etc.).

Series de Televisión

Situación ideal («cómoda»): Pues similar a las películas, excepto que las series las tolero mejor en la pantalla del ordenador. De hecho, cuando viajo, lo que más veo para pasar el rato son series de televisión en el portatil.

Antes de venir a EEUU: Por aquel entonces no había descubierto las series americanas, pero la unica alternativa, seguramente, habría sido bajárselas de Internet.

En EEUU: Evidentemente, puedo ver las series en la tele (una de las ventajas de estar en EEUU). Pero no es cómodo: ¿por qué tengo que ver House exactamente los lunes a las siete? ¿Y si quiero verlo a otras horas? Bueno, para eso tenemos dispositivos DVR (de grabación digital) que te permiten grabar tus series favoritas a verlas en otro momento. Eso sí, el video se queda en el DVR; en la mayoría de los dispositivos, no hay manera de extraer el video del dispositivo por si quieres verlo en otro dispositivo (como el portatil). Por esta razón, tengo que admitir que todavía dependo bastante de «otros medios» para obtener las series, aunque tampoco me parece que estoy siendo demasiado «malvado» porque, si me empeñase, seguramente podría montarme un media center para grabarme las series (que ya puedo ver en abierto, y pago a la compañia del cable mi mensualidad para poder ver esos canales) y convertirlas a DivX yo mismo. De nuevo, al final es una cuestión de comodidad.

Pero, ¿Y si quiero verme episodios antiguos? De nuevo, Netflix al rescate: tienen un catalogo enorme de series de televisión, tanto en DVD como Streaming. Sin embargo, no tienen los episodios recientes (vamos, el episodio de House de esta semana).

Para eso hay que ir a Hulu, algo así como un YouTube pero para series de televisión (y que desafortunadamente no permite ver sus videos desde fuera de EEUU). Hulu te permite ver los episodios recientes de bastantes series, incluso en alta definición, y con sólo 3-4 pausas publicitarias (con un único anuncio; vamos, en mi opinión, totalmente aceptable dado que es un servicio gratuito).

Tiene la pega de que solo pueden verse los vídeos desde un ordenador (si intentas reproducirlo en la PS3 u otros dispositivos, te dice que naranjas de la China). Al parecer, es una condición impuesta por las cadenas de televisión (que quieren que, si te ves sus series en una televisión, pues que sea con su avalancha de anuncios). Sin embargo, para eso ha salido Hulu Plus, una versión de pago con más series, que sí permite ver los vídeos desde la televisión (de hecho, tienen un cliente para PS3), y con temporadas enteras en lugar de los cinco últimos episodios. Eso sí, la selección de series todavía es un poco floja.

Veredicto: En EEUU, las cadenas de televisión siguen ancladas en su modelo tradicional de negocio, sacando buena parte de sus beneficios de los anuncios. Por lo tanto, la distribución digital de series todavía está un poco verde, pero por lo menos se van produciendo avances poco a poco (como Hulu, Hulu Plus, etc.), y me imagino que esto sigue estando bastante mejor que en España.

Conclusión

Desde que estoy en EEUU, ya casi no me bajo nada de Internet (excepto, como he mencionado, algunas series, aunque podría grabarlas yo mismo si me empeñase, con lo cual no me parece que bajármelas resulte en un perjuicio al artista). Y la razón no es porque el gobierno de EEUU me haya metido miedo con imágenes de piratas malos malosos o con leyes Sinde, sino porque existen modelos de negocio que me dan (casi) todo lo que quiero.

No soy muy libremercadista, pero este es un caso donde el libre mercado ha funcionado: hay gente que está dispuesta a pagar por sus contenidos (música, películas, etc.) si se proporcionan de una manera cómoda. Surgen compañías como Netflix, triunfan, y las compañías que dependían del modelo antiguo desaparecen (sin que el gobierno intente perpetuar artificialmente su existencia).

Así que, en resumen, me parece que el gobierno debería obsesionarse menos en penalizar a los piratas malos malosos, y centrarse más en incentivar nuevos modelos de negocio (o dejar de incentivar los modelos antiguos), de tal manera que esos piratas malos malosos se queden sin público y no tengan razón de ser. A mi me parece que mucha gente, al igual que yo, está dispuesta a pagar por su música, películas, etc. (y seguramente ya se está dejando un pastizal en banda ancha, Rapidshare, Usenet, etc.), pero no hay ninguna compañía en el mercado que ofrezca esos contenidos legalmente en colaboración con los artistas. Hacen falta menos leyes Sinde, y más emprendedores que se encarguen de crear un Amazon.es MP3, un Hulu.es, un ESPflix, etc.,

De nuevo, siguiendo todo el revuelo de la ley Sinde desde Chicago no estoy tan informado como me gustaría, e igual lo que digo es una sandez. Pero lo que sí puedo decir es que, al menos aquí en EEUU, esos nuevos modelos son viables y están funcionando.

Sin palabras

Sin palabras. Así me he quedado conforme se han desarrollado los tristes eventos de este día maldito. Como seguramente ya sabe todo el mundo, esta mañana un perturbado (no se me ocurre otra manera de describirlo) se ha liado a tiros en la universidad Virginia Tech, matando a 32 personas. Este es el tiroteo con más muertes en toda la historia de EEUU, más incluso que en el ínfame tiroteo en el instituto de Columbine. Es una masacre, un sinsentido, una barbarie indescriptible…

La culpa de esta desgracia, evidentemente, la tiene el desalmado que, por motivos que aun se desconocen, sesgó a sangre fría la vida de 32 inocentes. Pero no podemos olvidar que EEUU es un país donde es legal comprar y poseer armas de fuego, y que por mucho que los politicuchos insistan en entonar que «Guns don’t kill people; people kill people» («las armas no matan a las personas, las personas matan a las personas»), en el siglo XXI es un anacronismo inexplicable e injustificable que cualquier persona pueda comprar una pistola como quien se compra una barra de pan. Esto tiene su origen en la Segunda Enmienda a la Constitución Americana, que garantiza el derecho de los ciudadanos a portar armas. Es un derecho que tenía mucho sentido a finales del siglo XVIII, cuando EEUU era una nación joven en el que la Ley todavía no llegaba a todos lados, y donde además existía un peligro palpable de que Inglaterra intentase reconquistar EEUU. Más de dos siglos después, la Segunda Enmienda afortunadamente ya no se ve como un derecho ilimitado y existen controles, restricciones, y verificaciones previas a poder comprar un arma, lo que suele prevenir que alguien con historial delictivo compre un arma. Pero esto no previene contra alguien a quien, teniendo un historial limpio, se le cruzan los cables y decide causar una masacre antes de terminar su triste y patética existencia.

Lo que más miedo me da es que esta vez se le han cruzado los cables a alguien de Virginia pero… ¿y si se le hubiesen cruzado a un estudiante de la Universidad de Chicago? Cuando pienso en lo arbitrario que resulta, se me ponen los pelos de punta. Por lo menos me consuela que el estado de Illinois, y la ciudad de Chicago en particular, cuenta con las leyes más restrictivas en materia de control de armas en todo EEUU. De hecho, en Chicago es practicamente imposible conseguir una pistola, y la compra-venta de otros tipos de armas está altamente controlada.

En fin, cada vez que pasa algo así, pierdo un poco más de fe en el futuro de la humanidad…

Jurando en hebreo

Hace unos minutos ha ocurrido algo que hace tiempo que no me pasaba. Mi nivel de frustración en frente del ordenador ha llegado a tal nivel que he acabado gritando, insultando, y lanzando todo tipo de injurias y calumnias a mi pobre PC. Y no lo digo metaforicamente… no quiero ni imaginarme lo que pensarán los vecinos. ¿El culpable? Muy sencillo: un procesador de textos 😛

No, no estoy utilizando el procesador de textos del innombrable. Estoy utilizando OpenOffice Writer, que me parece un software muy loable… pero sigue siendo un procesador de texto. Para que nos situemos, estoy redactando los resultados intermedios de mi tesina para entregarlos mañana. Nos proporcionan dos plantillas: una en el formato del innombrable y otra para LaTeX. Problema: la gente con la que estoy trabajando en este proyecto son de los de «uy, sí, si yo sé LaTeX, pero que pereza, con lo comodo que es [el procesador de textos del innombrable] con el control de cambios y bla bla bla». Así que no he tenido más remedio que ponerme a utilizar el OpenOffice, que insisto que me parece que está muy bien, pero es que a mi no me gustan los procesadores de texto para documentos de más de 2 páginas.

En definitiva, que me he tenido que pasarme casi 20 minutos para que las imagenes aparezcan donde quiero que aparezcan (para complicar el asunto, es una plantilla a dos columnas). Y cuando parece que ya están donde las quiero, añado una coma en la primera página y las imagenes empiezan a bailar por todo el documento. Y yo gritandole al ordenador, aludiendo a la profesión de su madre, llamandole de todo, indicandole que puede meterse el procesador de textos por un orificio que (al ser un ordenador) ni siquiera tiene, etc. Y es que, claro, con LaTeX habría terminado el puñetero documento una hora antes.

Menos mal que les he dejado bien claro a mis colaboradores que mi tesina la voy a escribir con LaTeX… y ya me gustaría ver al listo que intente convencerme de lo contrario…

Ale, ya me he desahogado 😉

ETA, ETA! Basque, Basque!

Hoy he ido a ver la última película de Spielberg, Munich. Peliculón. Pe-li-cu-lón. Después de La Guerra de los Mundos (que estaba muy bien como película de acción, pero poco más) y La Terminal (pse), da gusto ver a Spielberg en plena forma. Hubo escenas que me pusieron los pelos como escarpias. Pero bueno, no escribo para hablar sobre la película (aunque os recomiendo que vayais a verla), sino para resaltar una escena donde yo, en un cine lleno a rebosar, he sido el único en descojonarme.

Lo que voy a contar no revela nada importante sobre la trama, así que no os preocupeis si todavía no habeis visto la película. Hay una escena (un tanto tensa) en el que unos agentes israelis se ven en un aprieto y no pueden revelar que son israelis, sino que tienen que pretender que son terroristas. De repente, uno de los israelís grita «ETA, ETA! Basque, Basque!» para indicar que son terroristas vascos. De hecho, antes de decir eso, el israelí exclama «Itiei! Itiei!» y yo me imaginé que sencillamente era una palabra clave o algo así… hasta que dice «ETA, ETA! Basque, Basque!» y me di cuenta que estaba deletreando E-T-A en inglés 😀 Me parece que si no tienes ni idea de lo que es ETA (o tienes la equivocada idea, que tiene mucha gente por estos lares, de que todos los vascos son terroristas sanguinarios), pues la escena queda bien. Pero sabiendo lo que es ETA, y viendo que los agentes israelis tienen de vasco lo que yo de congolés, pues no pude evitar pegar una sonora carcajada, lo que dejó un poco sorprendido a los que se sentaban junto a mi, teniendo en cuenta que era una de las escenas tensas de la película.

Me pregunto si, al doblar la película al español, cambiarán la frase por algo como «IRA, IRA! Irlandeses, Irlandeses!», porque me da la impresión de que la frasecita «ETA, ETA! Basque, Basque!» puede provocar bastante risa ante publicos españoles (y especialmente en Euskadi). No sería la primera vez que el doblaje no es una traducción literal del original, sino que se adapta a las «sensibilidades» del publico. Por ejemplo, ¿os acordais de la «chacha» en Los Goonies? ¿La que sólo habla italiano? En la versión original, es mexicana y sólo habla en español a lo largo de la película (lo que no tendría mucho sentido en la versión doblada). ¿Y recordais qué cuando Michael J. Fox viaja al pasado en Regreso al Futuro utiliza el nombre Levi Strauss (porque su madre lo ve escrito en sus pantalones)? En la versión original, utiliza el nombre «Calvin Klein» (una marca que, en 1985, apenas era conocida en España, a diferencia de los vaqueros Levi’s).

En fin, todo esto me recuerda a otros ejemplos de guionistas americanos que se sirven de una versión estereotipada de los vascos (y vascas). A bote pronto, me acuerdo de dos:

  • El famoso episodio de MacGyver contra los terroristas vascos. No, no es una leyenda urbana. El dichoso episodio existe. Tras indagar un poco, se trata del sexto episodio de la primera temporada. Los «terroristas vascos» aparecen al comienzo del episodio, cuando MacGyver sale victorioso de una mini-aventura. Según la sinopsis del episodio, esta mini-aventura es simplemente «In the Pyrenees Mountains, MacGyver rescues a prisoner, then makes a daring escape with her by raft». Resulta que en Los Pirineos, MacGyver se enfrenta a unos «montañeros vascos» que hace años que luchan contra España y Francia. Hay varios pantallazos aquí y podeis bajaros la mini-aventura aquí. Había oido hablar de este episodio varias veces pero nunca lo había visto… me ha dejado más flipado que el Especial Navideño de La Guerra de las Galaxias. Qué ridiculo. Qué absurdo. Qué chorrada de proporciones épicas. Pero bueno, como dijo peti en un comentario, ¿qué podemos esperar de unos guionistas que permiten al protagonista crear una ametralladora con un boligrafo y un chicle?
  • La película Chacal (la de Richard Gere, no la original). Resulta que la ex-novia del personaje de Richard Gere es una ex-terrorista vasca. Bueno, eso lo comentan muy de pasada en la película y queda hasta creible (porque el personaje de Gere es un ex-terrorista del IRA). Pero hay un momento en el que otro personaje le dice a Gere: «Ella es vasca, ¿no? Eso lo explica todo… las mujeres vascas tienen un caracter muy fuerte» (o algo así). Cuando vi la película en el cine, recuerdo que una mujer (presumiblemente vasca) exclamo: «¡Menuda cho–rra-da!»

En fin, impresionante… ¿Alguien conoce más ejemplos de películas o series de televisión donde aparece una versión totalmente estereotipada de los vascos (y vascas)?

Aberraciones tipográficas

Ayer tuve un mal día. No lo niego. Llegue a casa de mala leche (por varias razones) y empecé a escribir una larga diatriba sobre una de las cosas que más me había incordiado durante el día. Cada vez que me ocurre eso, al terminar el artículo me digo a mi mismo «ya lo publicarás mañana, leyendolo con más calma, que ahora estás que echas chispas». Pues bien así lo hice, y aquí teneis el artículo con el tono un poco más rebajado (lo siento, no he guardado el original, y debería haberlo hecho porque podría crear una fantastica antología de «Articulos que Nunca Publiqué» 😀 )

Lo dicho: El otro día me pasaron muchas cosas que me tocaron la moral, y en este artículo voy a hablar sólo de una de esas cosas. Una persona ha intentado convencerme de que todo aquello que yo considero una aberración tipográfica es, en realidad, «la manera en la que debería escribirse una tesis doctoral». Para demostrarlo, nos ha enseñado a varias personas una serie de tesis doctorales que, sinceramente, han hecho que me ardan los ojos al presenciar semejante ataque terrorista contra el buen gusto tipográfico.

Antes de nada, aclaro algo: desde hace bastantes años, soy fan incondicional de LaTeX y, seguramente debido a ello, un aficionado a la tipografía. No presumo de ser un gran experto, pero por lo menos me parece que me sé bastante bien los fundamentos y que puedo hablar con un poco de propiedad.

Entremos en materia. La susodicha persona ha empezado menospreciando LaTeX, diciendo que es mejor utilizar un procesador de textos porque así tienes más control sobre el documento. Cojonudo. A la mierda las ideas de Knuth (dios indiscutible de la programación) de que un cientifico debería dedicar sus esfuerzos a escribir, y no a cambiar los márgenes en el Word mientras un clip aborto te pregunta si «¿Está escribiendo una carta de amor?» Pero bueno, eso la verdad es que no me importa tanto, porque entiendo que LaTeX no es precisamente user-friendly, que para gustos están los colores, y que si prefieres utilizar un procesador de textos, pues tu mismo y tu mecanismo.

Lo peor viene a continuación, cuando esa persona insiste en que las letras tipo sans-serif (Arial, Tahoma, etc.) son las más populares para escribir tesis doctorales, y que mola escribir documentos largos con sans-serif. Así que visualizad esto: Un libro de unas 250 páginas escrita unicamente con letra sans-serif. Los que seais LaTeXeros, o sepais algo de tipografía, seguramente estais diciendo en este momento: «¡Apóstata! ¡Anatema! ¡Cómo te atreves a decir semejante burrada!»

(para los que no tengais muy claro lo que son las letras tipo serif y sans-serif: Un ejemplo de letra serif es la Times New Roman. Un ejemplo de sans-serif es la Arial. Se distinguen porque las serif tienen unos ‘remates’ en sus bordes, y las sans-serif no. JosuKa tiene una ilustración bastante buena en su página sobre letras)

Efectivamente, estamos ante una aberración tipográfica de orden mayor. Como primera muestra de ello, os reto a que conteis el número de libros en vuestra biblioteca particular que utilizan letra serif, y luego el número de libros con letra sans-serif.

Pasemos a una explicación más científica. La razón por la que escribir un libro en sans-serif resulta una idea sencillamente repugnante a cualquier tipógrafo es porque, en un medio impreso, es un tipo de letra poco legible. ¿A qué me refiero exactamente cuando digo que es poco legible? Me refiero a que cansa la vista más rapidamente que un tipo de letra serif. Las letras serif son más legibles en medio impreso precisamente por esos remates en sus bordes, que permiten que el ojo enlace más facilmente una letra con otra, consiguiendo una lectura más fluida. ¿Significa esto que la letra sans-serif tiene que quedar abolida del medio impreso? En absoluto. Sin embargo, no podemos pretender que una persona pueda leer 200 páginas sans-serif, y que a consecuencia de ello no acabe al borde de un desprendimiento de retina. En documentos largos es imperativo el uso de una letra serif, no sans-serif.

Curiosamente, en un medio electrónico ocurre precisamente lo contrario. Por ejemplo, en la web, la aberración tipográfica es permitir el predominio de letras serif, que son menos legibles en el ordenador que las sans-serif. Sin ir más lejos, fijaros en esta misma página. ¡Está compuesta integramente en letras sans-serif! Esto se debe a que, cuanto menor es la resolución (en un monitor la cantidad de puntos por pulgada es mucho menor que en una impresora), menos legible se hace la letra serif. La letra serif es eficaz, sí, pero sólo cuando la resolución es suficiente para que el ojo siga con facilidad esos remates. Y eso en un monitor no es posible (aunque sí en una impresora, ya sea a chorro tinta o laser)

Pero claro, ocurre que a veces somos muy cazurros. Como en la pantalla queda mucho mejor la letra Arial que la Times New Roman (como acabo de decir, eso es innegable), pues suponemos que lo mismo será cierto al imprimir el documento. Craso error. Los documentos de cierta longitud deben ir impresos en un tipo de letra serif, a pesar de que en la pantalla del ordenador tengan mejor aspecto con una letra sans-serif.

Bueno, eso en cuanto a lo de las letras serif y sans-serif. Hay otra cosa sobre las tesis doctorales que nos enseñaron que me hizo sentir un dolor punzante en mis nervios opticos, pero que al final me callé, puesto que veia que mis ideas sobre serif/sans-serif no caian bien. Las tesis estaban impresas en papel blanco nuclear. No quería comentarlo porque podía imaginarme la respuesta: «Es que así tiene un aspecto más limpio.» Lo siento mucho, pero lo del papel blanco también es de las primeras cosas que te enseñan en tipografía. Un documento de cierta envergadura (como una tesis doctoral) tiene que ir impresa en un papel que tenga un tono marfil (sin llegar a un tono crema o excesivamente ocre). El papel blanco nuclear disminuye la legilidad porque también cansa la vista, principalmente porque refleja en exceso la luz. El papel marfil, en cambio, refleja menos la luz y hace que el contraste entre el fondo y las letras no le resulte tan chocante a los ojos. De nuevo, echad un vistazo a los libros de casa y contad los que tienen papel blanco nuclear, y contad los que tienen papel marfil.

Así que ya veis, hoy basicamente me han dicho que mi tesis debería estar impresa en papel blanco nuclear, utilizando un procesador de textos porque así tengo más control, y utilizando sólo letras sans-serif, que quedan mejor. Menuda sarta de gilipolleces. Con eso lo único que consigo es que el tribunal me demande por provocarles ceguera. No, en serio, exageraciones y coñas aparte, si quiero que el tribunal que evalue mi tesis lo lea a gusto, procuraré enviarselo en un formato que sea lo más legible posible. ¿Y sabeis como voy a hacerlo? Utilizando LaTeX, con letras serif, y en papel marfil. Y quien pretenda convencerme de lo contrario demuestra que sabe de tipografía tanto como yo de la cría del cangrejo salvaje en cautividad.

Me imagino que llegado a este punto, habrá quien no se crea ni una palabra de lo que digo. En tal caso, recomiendo encarecidamente la lectura de The Form of the Book de Jan Tschichold, considerada una de las obras maestras de la tipografía, y Manual de edición y autoedición de José Martínez de Sousa. Por citar a ambos libros, Jan Tschichold dice en su lista de Ten Common Mistakes in the Production of Books:

5. White, and even stark white, paper. Highly unpleasant for the eyes and an offense against the health of the population. Slight toning (ivory and darker, but never crème), never obtrusive, is usually best.

Y Martínez de Sousa dice de las letras sans-serif:

Lo cierto es que se trata de una letra cansina, útil para ciertos textos en sus versiones más finas, pero, en general, no apta para una obra de lectura continua.

Pues eso. ¡Que gozada poder liberar mi tensión a traves de un weblog! 😀