Como comenté en el post anterior, este lunes (mañana o hoy, según la franja horaria), 11 de octubre, a las 22:25 se emite el episodio de Callejeros Viajeros rodado en Chicago (en el que aparezco enseñando la Universidad de Chicago). En un comentario, Txipi sugirió escribir una «versión extendida», ya que seguramente en el programa aparecerá un 10% de lo que conté y enseñé en la universidad. Así que aquí va un post donde he intentado incluir todo lo que conté a lo largo del día que anduve paseando con los Callejeros VIajeros por la universidad. Y, de paso, una vez se haya emitido el programa, los comentarios de este post pueden servir para el debate post-programa 🙂
[Nota: A diferencia de mis otros posts, estas fotos no son mías. En la medida de lo posible, he intentado utilizar fotos tomadas de Wikimedia Commons, con la atribución embebida en el atributo ‘title’ del enlace]
La visita a la universidad empezó en la escultura Nuclear Energy:

Aquí es, literalmente, donde nació la Era Atómica. Conmemora el lugar donde Enrico Fermi y su equipo construyeron el reactor Chicago Pile-1, y donde tuvo lugar la primera reacción nuclear controlada. Aunque la estatua conmemora el nacimiento de la Era Atómica, según se mire, puede recordar a una calavera o al «hongo» de una explosión nuclear, en reconocimiento de que la energía atómica también puede utilizarse para fines abominables.
Curiosamente, aunque la estatua está situada al lado de la Biblioteca Regenstein (sobre la que hablaré en un instante) y de unos dormitorios de estudiantes, toda esa zona solía ser Stagg Field, el campo de futbol americano de la universidad. Enrico Fermi construyó el reactor bajo las gradas del campo de futbol, una localización un tanto peculiar (no tanto por hacerlo justo en el campo de futbol, sino además en pleno centro de la universidad).
A continuación, andando por el campus nos encontramos con uno de estos:

Son los teléfonos de emergencia de la universidad. Darle al botón rojo te conecta directamente con la operadora de emergencias (lo mismo que si llamas al 112 desde un teléfono en España). Estos teléfonos son muy habituales en los campus universitarios en EEUU, y en este mapa se puede ver que el nuestro en particular tiene bastantes, no solo en el campus sino en todo el barrio de la universidad.
Eso sí, no te conecta con la policía de Chicago: la universidad tiene su propia fuerza policial. De hecho, es la fuerza policial privada más grande del mundo, después de la del Vaticano. La razón es que la universidad está situada en el South Side de Chicago, una zona de la ciudad donde se encuentran los barrios más pobres y conflictivos de la ciudad. Esto no solía ser así: los barrios del sur solían ser los barrios pijos de la ciudad (de hecho, aquí tuvo lugar en 1893 la World’s Columbian Exposition, una de las «expos» más famosas de EEUU). Sin embargo, esto cambió a lo largo del siglo XX, y dicen que la universidad llegó a amenazar con trasladarse a otra ciudad si no mejoraba la seguridad (tras lo cual se le permitió operar su propia fuerza policial). Por lo tanto, nuestro barrio, Hyde Park, acabó siendo una especie de oasis en medio del South Side.
Vistos los teléfonos de emergencia, llegamos a la Biblioteca Regenstein:

Las cinco bibliotecas de la universidad tienen un total de 7.7 millones de libros, y la Biblioteca Regenstein (o «The Reg») tiene 4.5 millones de esos libros. Por si eso fuese poco, actualmente están construyendo un anexo al Reg, con capacidad para 3.5 millones de libros. Como os podeis imaginar, la Biblioteca universitaria es una de las más grandes del mundo.
Al igual que la ciudad de Chicago, la universidad es conocida por su arquitectura, y tiene por costumbre contratar a «arquitectos estrella», lo que resulta en una mezcla interesante de estilos en el campus. El Reg, en concreto, fue construido en 1970, cuando el estilo de moda era el brutalismo, un estilo que contrasta visiblemente con el nucleo del campus (construido a finales del siglo XIX y comienzos del XX). De hecho, en frente de la biblioteca tenemos Hull Gate:

Fijaos en las gárgolas a ambos lados de la entrada: la gárgola inferior representa al Comité de Admisiones, y las gárgolas que escalan representan los años universitarios (con la cuarta gárgola triunfante encima de todos). Dato curioso: estrictamente no se les puede llamar gárgolas porque no sueltan agua por sus bocas cuando llueve. El término más correcto es «grotescas» (pero evidentemente todos las llamamos gárgolas).
En fin, la siguiente parte del paseo fue los «Main Quadrangles» (o «the quads»), el nucleo gótico de la universidad. En esta foto aérea (y en este mapa), se puede ver que el campus tiene una zona central rectangular, con varios mini-rectangulos a su alrededor:

El estilo del núcleo de la universidad, que tiene poco más de un siglo de antigüedad, evidentemente no es gótico sino neo-gótico. Más concretamente, es un estilo llamado «Collegiate Gothic», que viene a ser «el aspecto que un americano se imagina que tiene una universidad europea». De hecho, los fundadores de la universidad optaron por el estilo neo-gótico (en lugar del estilo neo-clasico que estaba de moda por aquel entonces), porque querían darle a la universidad un aspecto atemporal, como si siempre hubiese estado ahí (como algunas universidades europeas, inauguradas desde hace siglos). De hecho, cuando las clases empezaron en 1892, no hubo ninguna ceremonia especial de inauguración. Las clases simplemente… empezaron. Como si fuese un año universitario más, y como si la universidad siempre hubiese estado ahí.
En fin, lo primero con lo que nos topamos es con la entrada a Hull Court:

Dato curioso: aquí se rodó el comienzo de la película Cuando Harry Encontró a Sally. El lugar exacto donde Harry encuentra a Sally está a unos metros de esta entrada pero, si veis la película, se puede ver claramente que por aquí sale el coche de Harry.
Acto seguido, llegamos al centro del Main Quad que, desafortunadamente, estaba en obras. Los Callejeros Viajeros vinieron a comienzos de Septiembre, justo en el «interim period», un par de semanas entre trimestres (y que es cuando la universidad suele aprovechar para hacer obras, para no molestar a los estudiantes). El año académico, por cierto, está organizado en torno a cuatro trimestres: Otoño, Invierno, Primavera, y Verano. El Verano es tan lectivo como el resto de los trimestres, aunque es posible licenciarse en cuatro años tomandose un trimestre de vacaciones cada año (tipicamente, pero no siempre, el de Verano). Sin embargo, hay algunos estudiantes que van a clase a lo largo de los cuatro trimestres del año, y se licencian en tres años.
En fin, paseando por el Main Quad nos encontramos con dos chicas que estaban tomando el sol en bikini en pleno centro de la universidad. Las chicas fueron muy majas y accedieron a ser entrevistadas en frente de la camara a pesar de (o quizás a cuenta de) la poca ropa que llevaban, con preguntas como «¿Pero que hacéis aquí tomando el sol y no estudiando?».
Alrededor del Main Quad están algunos de los edificios principales de la universidad, y nosotros entramos al mío: Ryerson Physical Laboratory. Hasta mediados de los 80, fue el edificio del Departamento de Físicas y, de hecho, es donde tenía su despacho Enrico Fermi. Ahora alberga el Departamento de Informática (bueno, de «Ciencias de la Computación», que es como lo llamamos aquí), y aproveché para enseñarles una de las aulas. Aquí hay una foto tomada hace un par de años donde aparezco dando una clase en esa misma aula:

En el aula, la reportera me hizo preguntas sobre la vida académica en la Universidad de Chicago. Me parece que aquí comenté que las clases suelen tener unos 20 estudiantes, lo que permite un trato más personalizado con el alumno (recordé que, no hace mucho, me encontré con un profesor que se quejaba de la cantidad de estudiantes que tenía ese trimestre, le pregunté cuantos, y me dijo «¡Buf! ¡Cuarenta!»).
La experiencia docente en el aula americana (al menos en la Universidad de Chicago), es completamente distinta a la que recuerdo en España. En Chicago, tienes la atención absoluta de unos 20 estudiantes, que te hacen preguntas y demuestran mucha curiosidad intelectual, mientras que en España puedes tener un grupo de 100 estudiantes donde igual las dos primeras filas están prestando atención. Evidentemente, no es una comparación muy justa: Ser estudiante de licenciatura en la Universidad de Chicago cuesta aproximadamente $35,000 al año (25,000€), y muchos estudiantes lo pagan con prestamos que tienen que empezar a pagar tras licenciarse (y ojo que estos precios son habituales en muchas universidades americanas, incluso en las públicas; no es algo especial de la Universidad de Chicago). Es decir, si estás en una clase que te cuesta varios miles de dolares (a ti, no a papa y a mama), no vas a malgastar ese dinero siendo un vago: vas a intentar que te cunda lo máximo posible.
Una pregunta que me hizo la reportera es «¿Y que haces si un estudiante sabe más que tu?». Aclaré que eso pasa bastante porque la Universidad de Chicago es especialmente conocida por la rigurosa preparación intelectual que proporciona a los estudiantes (que a mi me parece que afecta no tanto a la cantidad de contenidos que saben, sino a su curiosidad intelectual). Por lo tanto, suele atraer a muchos geniecillos que, en algunas ocasiones, van a debatirte, de manera muy razonada, algo que has dicho en clase. Pues si te pasa eso, lo aceptas y lo incorporas a la clase. Una de las cosas que te enseñan (como profesor), es que el aula tiene que ser tanto una conversación entre el profesor y el alumno, como una conversación entre los alumnos. Es decir, el profesor tiene que ser más que un loro que repite un temario, sino que tiene que actuar como catalista para que los estudiantes aprendan por su cuenta, aprendan entre ellos, e incluso cuestionen su propio aprendizaje.
Del aula fuimos a los despachos de doctorandos, donde estaban varios de mis compañeros comiendo. No digo más porque, si lo han incluido en el programa, no quiero dar ningún spoiler… En resumidas cuentas, demostraron que somos una pandilla de frikis 😀
Paramos un momento para ver mi despacho, donde prestaron especial atención a todas las decoraciones (algunas un tanto frikis) que tengo en el despacho. Me parece que las dos cosas sobre las que más hablamos fue (1) las tres mini-banderas que tengo en mi estantería (la ikurrina, la bandera española, y la bandera europea), explicando que (para mi) las tres identidades no son mutuamente excluyentes, sino compatibles y complementarias, y (2) mi foto con el traje de doctor, que curiosamente incluye un gorro muy parecido a una txapela.
También cayeron las preguntas del millón: «¿Pero tu te vas a quedar aquí?» y «¿Como ves el retorno a España?». La primera pregunta la respondí en detalle en el post «¿Pero tú te vuelves a España o no?«, y la versión resumida es «me voy a quedar dos o tres años después de terminar el doctorado, y luego ya veré si me quedo o no». La segunda pregunta, pues en mi caso particular lo veo posible, porque tengo la suerte de colaborar con un grupo en la Complutense en el que podría desarrollar mis proyectos de investigación. Sin embargo, me parece que es la excepción, no la norma. En general, yo no percibo ningún esfuerzo institucional para que los «cerebros fugados» vuelvan a España, y muchos se quedan en el extranjero porque, sencillamente, encuentran condiciones mucho mejores, especialmente para la financiación de proyectos de investigación.
En fin, después del despacho, nos fuimos a uno de los comedores principales de la universidad, Hutchinson Hall:

Si os parece que guarda cierto parecido con el comedor que aparece en las películas de Harry Potter, es por una buena razón: es una replica casi exacta del comedor de Christ Church en Oxford University, comedor que, a su vez, fue utilizado en las películas de Harry Potter. Los fundadores de la Universidad de Chicago optaron por el estilo neo-gótico porque muchos de ellos estaban enamorados de la estética de las universidades británicas, llegando al extremo de tomar medidas exactas de edificios en sus visitas a Oxford y Cambridge.
A la salida del comedor, paramos un momento en el sello de la universidad:

El sello muestra la mascota de la universidad, el ave Fénix (otra conexión fortuita con Harry Potter), y nuestro lema: Crescat Scienta, Vita Excolatur (Que crezca la ciencia, y que así sea enriquecida la vida humana). Eso sí, muchos estudiantes conocen mejor el lema «extraoficial» de la universidad: Where Fun Comes to Die (Donde la diversión viene a morir), un guiño al entorno intensamente intelectual de la universidad, donde los estudiantes pasan casi todo su tiempo estudiando. Esta no es una universidad con salvajes fiestas como las que vemos en las películas (aunque algunas ya hay), sino más bien un paraíso para geeks y frikis 🙂
Hay una superstición sobre este sello dorado en concreto: se dice que quien pise el sello no se licenciará en cuatro años. Curiosamente, el sello está en un área muy transitada, y entre clases puedes ver que casi todo el mundo evita pisar el sello. Se dice que la superstición la inicio la propia universidad, precisamente para evitar que el sello se desgastase con el paso del tiempo (el sello dorado, por cierto, tiene casi cien años). No obstante, habiendo terminado ya mi doctorado, no tuve inconveniente en pisotear un poco el sello 😀
De ahí dimos un último paseo fuera de los quads, donde se encuentran algunos edificios curiosos, como el Robie House de Frank Lloyd Wright:

Originalmente una residencia privada, fue adquirida por la universidad, que tras utilizarla como un edificio de despachos más, acabó convirtiéndola en una casa museo.
Aquí terminó la visita al campus, pero todavía quedaba una cosa por ver en el barrio: la casa de Barack Obama. Efectivamente, en nuestro barrio es donde vivió durante muchos años el ahora Presidente Obama. No sólo eso: Obama vuelve de vez en cuando a Chicago y se aloja en su antigua casa (cuando le eligieron, dijo que quería volver cada mes, pero al final viene de visita cada 4-6 meses). La casa tiene este aspecto:

Pero no puedes acercarte tanto. La casa está rodeada por barricadas y por coches de policia, incluso cuando Obama no está en Chicago, y esto es todo lo que puedes ver:

Cuando pasamos por ahí, solo había un coche de policía; me imagino que esa foto fue tomada durante una de sus visitas. Cuando viene de visita, por cierto, se nota. El barrio se llena de coches de policia y del servicio secreto, y acordonan un radio de una manzana alrededor de su casa. A los vecinos, al parecer, no les molesta demasiado: nadie les va a entrar a robar cuando a tu vecino le vigila un pequeño ejercito.
Paseando alrededor de la casa de Obama, la reportera de Callejeros Viajeros paró a varias personas para preguntarles su opinión de Obama. Aunque este barrio es territorio Obama (y en 2008 era difícil encontrar a alguien que no fuese un fan incondicional de Obama), se empieza a notar que mucha gente empieza a estar un poco frustrada porque todo el «Change» que prometió Obama parece que tarda en llegar. Todo el mundo con el que hablamos dijo que había votado a Obama en 2008, pero solo la mitad dijo que volvería a hacerlo en 2012. La otra mitad dijo que «depende», argumentando precisamente que no está haciendo muchas de las cosas que prometió hacer. El problema al que se enfrenta Obama, no solo en las elecciones presidenciales de 2012 sino en las legislativas dentro de unas semanas, es que las multitudes que le votaron en 2008 simplemente se abstengan de votar.
Y ahí ya si que terminó mi participación en Callejeros Viajeros. Nos fuimos a comer, pero ya con la cámara apagada, porque estábamos todos un poco molidos. Cuando viene gente a visitar, les suelo dar un tour del campus que no dura más de una hora, y ese mismo tour duró esta vez unas cinco o seis horas, porque en cada parada había que hablar ante la cámara (en algunos casos con más de una toma), y luego rodar tomas complementarias (tenían un término técnico para ello, pero no lo recuerdo ahora; el término en inglés es B-roll). Pero vamos, que hay que buscar el ángulo bueno, rodar varios planos, etc. Después de ver todo lo que grabaron, y teniendo en cuenta que les quedaban unos 10 días más de rodaje, le tengo mucho respeto al curro que se han debido de pegar para repasar y editar todo ese metraje y producir un programa de tan solo una hora.
Vamos, de esas 5-6 horas que pasé con los Callejeros Viajeros, seguramente solo veréis unos pocos minutos. Para los que habéis visto esos minutos, ¿qué os han parecido?