Desde las gélidas tierras Chicaguenses, he seguido un poco el culebrón de la «ley Sinde», y digo «un poco» porque cuesta estar al tanto de lo revolucionado que está el patio cuando estás en otro patio. No estoy tan informado como quisiera para opinar sobre la «ley Sinde», pero sí estoy hastiado de que el debate se centre en cómo penalizar a los piratas malos malosos en lugar de centrarse en nuevos modelos de negocios que permitan que todo el mundo salga ganando. Y precisamente es lo que quiero comentar en este post: el modelo de negocio con el que me he encontrado aquí en EEUU y cómo facilita que ya no tenga que bajarme (casi) nada de Internet a través de canales de dudosa legalidad.
Partamos de unos cuantos supuestos: yo quiero escuchar música, ver películas, y ver series de televisión, quiero obtenerlas cómodamente, y estoy dispuesto a pagar por ello. Hago énfasis en «cómodamente» porque me parece que mucha gente acaba tirando de las descargas no porque salgan gratis (que tampoco es del todo cierto; hay que pagar al proveedor de Internet, y a servicios como Rapidshare, proveedores de Usenet, etc.) sino porque es mucho más cómodo que los canales «tradicionales» de distribución de contenido (y voy a explayarme un poco sobre el aspecto de la «comodidad» en este post). También parto del supuesto de que el artista tiene derecho a ganarse los garbanzos con su creación, y que es preferible un mecanismo de distribución que permita que el dinero fluya más directamente al creador (con el mínimo de intermediarios). El que tiene que lucrarse con una creación artística es el artista, no la SGAE, el top manta, el Rapidshare, Usenet, etc.
Pues bien, mi tesis es que en EEUU el modelo de negocio ha evolucionado para satisfacer a gente como yo, que quiere contenidos, los quiere cómodamente, y está dispuesto a pagar por ellos, y valora el derecho del artista a lucrarse. En España, por lo que oigo y me cuentan mis amigos, estamos estancados en paradigmas anticuados diseñados para perpetuar artificialmente a compañías y modelos de distribución que no pintan nada en el siglo XXI.
Vayamos por partes…
La música
Situación ideal («cómoda»): Quiero MP3s de prácticamente cualquier artista, sin limitaciones DRM: lo quiero poner en mi ordenador, en el iPod, en el ordenador del despacho, etc. Y, sí, de vez en cuando igual se lo quiero pasar a un amigo porque le puede gustar esa canción.
Antes de venir a EEUU: Básicamente tenía dos opciones. La primera era comprar un CD con la música y ripearlo para extraer los MP3. La segunda era bajarme canciones de Internet (BitTorrent, Kazaa, eMule, etc.).
La verdad es que para casi toda mi música tiraba de la primera opción, pero no dejaba de ser un coñazo (vamos, no cumple la condición de ser cómodo). Hay que ir a la tienda a buscar el CD (o pedirlo por Internet y esperar a que llegue) ripearlo, y luego el CD se queda muerto de risa en una estantería. En otros casos, cuando lo único que quería era una canción suelta (en vez de un álbum entero), pues al final acababa tirando de Internet, porque era mucho más cómodo. Pero, evidentemente, no cumple la condición de que el dinero llegue al artista.
En EEUU: Dos palabras: Amazon MP3. MP3 a cascoporro por menos de $1 por canción, y casi todos los álbumes rondando los $7-$10. Descarga directa a tu ordenador sin DRM. Haz con el MP3 lo que quieras. Desde que he venido a EEUU, no me he bajado ni una sola canción de Internet (vale, vale, comprar a Amazon MP3 es bajarse algo de Internet; para evitar confusiones, si utilizo la expresión «bajarme de Internet», me refiero a cuando se hace a través de canales de distribución que no benefician al artista). Tampoco me he comprado ni un solo CD. Toda mi música la he comprado en Amazon MP3, y siempre que he querido un album, Amazon MP3 lo tenía disponible.
Amazon MP3 me parece un servicio impresionante, especialmente por su incomparable sencillez: yo les doy $1, ellos me dan una canción. Y ya está. Ni suscripciones, ni streamings, ni DRM, ni ná. Y, además, es un sistema que claramente beneficia al artista e incluso permite a músicos independientes publicar su música sin el coste de emitir CDs y depender de discográficas o SGAEs. Sin ir mas lejos, The Modeens, con los que pasé unos días en Arizona durante mi road trip, publican su música independientemente por Amazon MP3, y me dijeron que les funciona de maravilla.
Veredicto: Amazon MP3 satisface todos mis requisitos. No hay nada que mejorar o cambiar. Me atrevería a decir que si en España hubiese un servicio similar, el «pirateo» de canciones disminuiría drásticamente.
Péliculas
Situación ideal («cómoda»): Las películas, cuando están en el cine, se ven en el cine. Y punto. Lo siento, pero incluso si me dan la opción de comprar una película legalmente y digitalmente cuando todavía se está proyectando en salas, prefiero verla en una sala que en un monitor o una televisión. Ahora bien, cuando ya haya pasado por las salas, lo que quiero es poder ver la película en alta definición en la televisión de mi casa (no en el ordenador) cuando me dé la gana.
Antes de venir a EEUU: Pues no había otra alternativa que alquilar el DVD en el videoclub. Pero no es una opción cómoda: hay que ir al videoclub, si es una película popular igual están todas las copias alquiladas, hay que devolver la película al cabo de unos días o te cobran dinero, etc.
En cuanto a bajar películas de Internet, yo personalmente nunca lo he hecho. Soy muy tiquismiquis para el cine, y soy de los que piensan que el cine hay que verlo bien, o en una sala o espatarrado en un sofá delante de la tele. Por aquel entonces, si te bajabas una película de Internet, la calidad solía ser bastante mala y era difícil ver la película en la tele en lugar de el ordenador.
En EEUU: Netflix, una especie de «videoclub por correo». Pagas una mensualidad, y puedes alquilar todas las película que quieras, en DVD o Blu-ray, con la limitación de que sólo puedes tener N DVDs simultáneamente en casa (en mi caso, N=2 y pago $18 al mes). Seleccionas las películas a través de su web, y te las mandan por correo, con un sobre prepagado para devolverlas. Cuando devuelves una película, te mandan automáticamente la siguiente en tu lista de películas. Ah, y no te cobran si tardas en devolver la película (he llegado a tener una película en mi casa tres meses porque nunca me apetecía verla). Pero, vamos, si devuelves las películas al cabo de 3-4 días, amortizas sobradamente la mensualidad (comparado con lo que te soplarían en un videoclub).
Puede parecer que esto no tiene muchas ventajas sobre los videoclubs tradicionales, así que por si no ha quedado claro: no tienes que ir a un videoclub, la película que quieres casi siempre la tienen (nunca he tenido que esperar más de 24 horas por una película, incluso nuevos estrenos), no tienes que preocuparte por volver al videoclub para devolver la película (la metes en el buzón, y nunca te «multan» si tardas en devolverla), y tienes películas ilimitadas.
Eso sí, este sistema tiene una pega: ¿Qué pasa si un sábado a las siete de la tarde me entra el antojo de ver una película concreta? ¿Espero al lunes a que me llegue la película de Netflix? No, porque Netflix también ofrece un servicio de streaming que va incluido en la mensualidad. El catalogo de streaming no es tan extenso como su catalogo de DVDs y Blu-rays, pero no es moco de pavo. En esas situaciones en las que estaba aburrido y quería verme alguna película, cualquier película, para pasar el rato, siempre he encontrado algo en Netflix Streaming. Las películas streaming se pueden ver en el ordenador, pero también hay dispositivos para ver las películas desde la tele. En mi caso, mi Playstation 3 tiene instalada una aplicación para acceder a Netflix Streaming, y puedo atestar que la calidad de la imagen es muy buena (incluso hacen streaming en alta definición para ciertas películas).
Netflix es un modelo de negocio revolucionario. De hecho, la bancarrota de Blockbuster y Movie Gallery, antaño megafranquicias de videoclubs, se atribuye en gran medida al demoledor exito de Netflix. No me entra en la cabeza que a nadie en España se le haya ocurrido montar algo similar. En serio, la persona que monte ESPflix se va a forrar de la noche a la mañana. [Ver comentarios y este enlace]
Veredicto: Netflix satisface mis necesidades peliculeras, pero no tanto como Amazon MP3 con la música. A pesar de que Netflix Streaming me encanta, tienes que estar conectado a Internet. Ojo, que yo tengo una conexión bastante barriobajera (para lo que son las conexiones en EEUU) y aun así la calidad de la imagen es muy buena. El problema (para mi) no es el ancho de banda, sino el hecho de que hay ciertos lugares donde no voy a poder ver las películas (p.ej., en un avión, en un hotel sin Internet, etc.).
Series de Televisión
Situación ideal («cómoda»): Pues similar a las películas, excepto que las series las tolero mejor en la pantalla del ordenador. De hecho, cuando viajo, lo que más veo para pasar el rato son series de televisión en el portatil.
Antes de venir a EEUU: Por aquel entonces no había descubierto las series americanas, pero la unica alternativa, seguramente, habría sido bajárselas de Internet.
En EEUU: Evidentemente, puedo ver las series en la tele (una de las ventajas de estar en EEUU). Pero no es cómodo: ¿por qué tengo que ver House exactamente los lunes a las siete? ¿Y si quiero verlo a otras horas? Bueno, para eso tenemos dispositivos DVR (de grabación digital) que te permiten grabar tus series favoritas a verlas en otro momento. Eso sí, el video se queda en el DVR; en la mayoría de los dispositivos, no hay manera de extraer el video del dispositivo por si quieres verlo en otro dispositivo (como el portatil). Por esta razón, tengo que admitir que todavía dependo bastante de «otros medios» para obtener las series, aunque tampoco me parece que estoy siendo demasiado «malvado» porque, si me empeñase, seguramente podría montarme un media center para grabarme las series (que ya puedo ver en abierto, y pago a la compañia del cable mi mensualidad para poder ver esos canales) y convertirlas a DivX yo mismo. De nuevo, al final es una cuestión de comodidad.
Pero, ¿Y si quiero verme episodios antiguos? De nuevo, Netflix al rescate: tienen un catalogo enorme de series de televisión, tanto en DVD como Streaming. Sin embargo, no tienen los episodios recientes (vamos, el episodio de House de esta semana).
Para eso hay que ir a Hulu, algo así como un YouTube pero para series de televisión (y que desafortunadamente no permite ver sus videos desde fuera de EEUU). Hulu te permite ver los episodios recientes de bastantes series, incluso en alta definición, y con sólo 3-4 pausas publicitarias (con un único anuncio; vamos, en mi opinión, totalmente aceptable dado que es un servicio gratuito).
Tiene la pega de que solo pueden verse los vídeos desde un ordenador (si intentas reproducirlo en la PS3 u otros dispositivos, te dice que naranjas de la China). Al parecer, es una condición impuesta por las cadenas de televisión (que quieren que, si te ves sus series en una televisión, pues que sea con su avalancha de anuncios). Sin embargo, para eso ha salido Hulu Plus, una versión de pago con más series, que sí permite ver los vídeos desde la televisión (de hecho, tienen un cliente para PS3), y con temporadas enteras en lugar de los cinco últimos episodios. Eso sí, la selección de series todavía es un poco floja.
Veredicto: En EEUU, las cadenas de televisión siguen ancladas en su modelo tradicional de negocio, sacando buena parte de sus beneficios de los anuncios. Por lo tanto, la distribución digital de series todavía está un poco verde, pero por lo menos se van produciendo avances poco a poco (como Hulu, Hulu Plus, etc.), y me imagino que esto sigue estando bastante mejor que en España.
Conclusión
Desde que estoy en EEUU, ya casi no me bajo nada de Internet (excepto, como he mencionado, algunas series, aunque podría grabarlas yo mismo si me empeñase, con lo cual no me parece que bajármelas resulte en un perjuicio al artista). Y la razón no es porque el gobierno de EEUU me haya metido miedo con imágenes de piratas malos malosos o con leyes Sinde, sino porque existen modelos de negocio que me dan (casi) todo lo que quiero.
No soy muy libremercadista, pero este es un caso donde el libre mercado ha funcionado: hay gente que está dispuesta a pagar por sus contenidos (música, películas, etc.) si se proporcionan de una manera cómoda. Surgen compañías como Netflix, triunfan, y las compañías que dependían del modelo antiguo desaparecen (sin que el gobierno intente perpetuar artificialmente su existencia).
Así que, en resumen, me parece que el gobierno debería obsesionarse menos en penalizar a los piratas malos malosos, y centrarse más en incentivar nuevos modelos de negocio (o dejar de incentivar los modelos antiguos), de tal manera que esos piratas malos malosos se queden sin público y no tengan razón de ser. A mi me parece que mucha gente, al igual que yo, está dispuesta a pagar por su música, películas, etc. (y seguramente ya se está dejando un pastizal en banda ancha, Rapidshare, Usenet, etc.), pero no hay ninguna compañía en el mercado que ofrezca esos contenidos legalmente en colaboración con los artistas. Hacen falta menos leyes Sinde, y más emprendedores que se encarguen de crear un Amazon.es MP3, un Hulu.es, un ESPflix, etc.,
De nuevo, siguiendo todo el revuelo de la ley Sinde desde Chicago no estoy tan informado como me gustaría, e igual lo que digo es una sandez. Pero lo que sí puedo decir es que, al menos aquí en EEUU, esos nuevos modelos son viables y están funcionando.