Ante todo, feliz año nuevo a todos. Este año lo hemos celebrado con la habitual cena de Nochevieja, en el que he introducido un plato nuevo: un turducken. Se trata, nada más y nada menos, de un pollo metido dentro de un pato, a su vez metido dentro de un pavo. Es decir, turkey + duck + chicken. El espacio entre las aves, por cierto, lleva algún tipo de relleno, incluyendo rellenos de carne (por si le faltaba carne al plato…). En un plato relativamente bien conocido en EEUU, y viene a ser la epítome de la decadencia culinaria americana (una decadencia que, a mi por lo menos, me gusta disfrutar de vez en cuando). Eso sí, la idea de meter una ave dentro de otra ave, dentro de otra ave, etc. se remonta hasta las cortes medievales, donde era una parte habitual de los festines.
En fin, aunque el turducken es habitual en EEUU desde los años 80, yo no me enteré de que esto existía hasta este año, cuando lo oí mencionado por televisión durante Thanksgiving. Puesto que tengo una dieta bastante cárnica, inmediatamente me intrigó y propuse hacerlo para Nochevieja. Puesto que la preparación es bastante peculiar, hice fotos en cada etapa del proceso.
Empezamos con un pavo parcialmente deshuesado. Se le quitan todos los huesos excepto los de las patas y las alas. Deshuesar las aves es la parte más dificil de la receta y, en nuestro caso, delegamos la labor a un charcutero. En fin, una vez deshuesado, se extiende sobre una superficie:
Aparte, preparamos un relleno para el turducken. En nuestro caso, de pan y salchicha, pero los hay de muchos otros tipos.
Se aplica una capa de relleno sobre el pavo:
Se pone encima el pato deshuesado:
Se aplica otra capa de relleno:
Se pone encima el pollo deshuesado:
Y se aplica una capa final de relleno:
Ahora llega la parte en el que hay que «cerrar» el turducken. Como podemos observar, esto no es una tarea trivial porque, a estas alturas, el bicho está a punto de reventar:
Así que hay que recurrir a coser el pavo:
Aquí podemos ver todos los puntos que le hemos dejado al pavo:
Finalmente, antes de meterlo al horno, conviene atarlo para darle mejor soporte. Puesto que ninguna de las aves tiene un esqueleto, la falta de soporte puede resultar en que el turducken se desparrame en el horno.
El tiempo en el horno depende del tamaño de las aves. En nuestro caso fueron unas cuatro horas. Sin embargo, lo definitivo es la temperatura interior del turducken: tiene que rondar los 68-70 grados centígrados. El resultado final parece un pavo normal y corriente:
Hasta que lo abrimos y vemos todas las capas de carne:
Yo me temía que el resultado igual iba a ser mediocre. Que igual este era uno de esos platos que suenan muy bien y muy novedosos, pero luego no tienen nada especial. Pues no, todo lo contrario. La mezcla de sabores resultó ser una pasada. Aquí podemos ver un plato con un poco de todo, incluyendo una salsa con reducción de jugos de pavo/pato/pollo y vino rojo:
Por cierto, no sé como se traduciría «turducken» al castellano… ¿»pavotollo»? A lo largo de la noche lo llamamos simplemente «pavopatopollo», con las consiguientes coñas sobre cosas que van metidas dentro de otras cosas («para el postre, vamos a servir turron dentro de un mazapán dentro de una tarta de chocolate»).
En fin, una aventura culinaria memorable.