Turducken

Ante todo, feliz año nuevo a todos. Este año lo hemos celebrado con la habitual cena de Nochevieja, en el que he introducido un plato nuevo: un turducken. Se trata, nada más y nada menos, de un pollo metido dentro de un pato, a su vez metido dentro de un pavo. Es decir, turkey + duck + chicken. El espacio entre las aves, por cierto, lleva algún tipo de relleno, incluyendo rellenos de carne (por si le faltaba carne al plato…). En un plato relativamente bien conocido en EEUU, y viene a ser la epítome de la decadencia culinaria americana (una decadencia que, a mi por lo menos, me gusta disfrutar de vez en cuando). Eso sí, la idea de meter una ave dentro de otra ave, dentro de otra ave, etc. se remonta hasta las cortes medievales, donde era una parte habitual de los festines.

En fin, aunque el turducken es habitual en EEUU desde los años 80, yo no me enteré de que esto existía hasta este año, cuando lo oí mencionado por televisión durante Thanksgiving. Puesto que tengo una dieta bastante cárnica, inmediatamente me intrigó y propuse hacerlo para Nochevieja. Puesto que la preparación es bastante peculiar, hice fotos en cada etapa del proceso.

Empezamos con un pavo parcialmente deshuesado. Se le quitan todos los huesos excepto los de las patas y las alas. Deshuesar las aves es la parte más dificil de la receta y, en nuestro caso, delegamos la labor a un charcutero. En fin, una vez deshuesado, se extiende sobre una superficie:

11040

Aparte, preparamos un relleno para el turducken. En nuestro caso, de pan y salchicha, pero los hay de muchos otros tipos.

11047

Se aplica una capa de relleno sobre el pavo:

11050

Se pone encima el pato deshuesado:

11053

Se aplica otra capa de relleno:

11056

Se pone encima el pollo deshuesado:

11059

Y se aplica una capa final de relleno:

11062

Ahora llega la parte en el que hay que «cerrar» el turducken. Como podemos observar, esto no es una tarea trivial porque, a estas alturas, el bicho está a punto de reventar:

11065

Así que hay que recurrir a coser el pavo:

11071

Aquí podemos ver todos los puntos que le hemos dejado al pavo:

11077

Finalmente, antes de meterlo al horno, conviene atarlo para darle mejor soporte. Puesto que ninguna de las aves tiene un esqueleto, la falta de soporte puede resultar en que el turducken se desparrame en el horno.

11080

El tiempo en el horno depende del tamaño de las aves. En nuestro caso fueron unas cuatro horas. Sin embargo, lo definitivo es la temperatura interior del turducken: tiene que rondar los 68-70 grados centígrados. El resultado final parece un pavo normal y corriente:

11086

Hasta que lo abrimos y vemos todas las capas de carne:

11092

Yo me temía que el resultado igual iba a ser mediocre. Que igual este era uno de esos platos que suenan muy bien y muy novedosos, pero luego no tienen nada especial. Pues no, todo lo contrario. La mezcla de sabores resultó ser una pasada. Aquí podemos ver un plato con un poco de todo, incluyendo una salsa con reducción de jugos de pavo/pato/pollo y vino rojo:

11098

Por cierto, no sé como se traduciría «turducken» al castellano… ¿»pavotollo»? A lo largo de la noche lo llamamos simplemente «pavopatopollo», con las consiguientes coñas sobre cosas que van metidas dentro de otras cosas («para el postre, vamos a servir turron dentro de un mazapán dentro de una tarta de chocolate»).

En fin, una aventura culinaria memorable.

Shish kebab

9633

Hace un par de años, intenté hacer pinchos morunos (lo que originalmente se conoce como Shish Kebab), y el resultado fue satisfactorio aunque un tanto mediocre. Con más experiencia culinaria, me decidí a volver a intentarlo, y el resultado puede verse arriba. La verdad es que salieron muy bien, y el sabor me recordó a los míticos pinchos morunos del Bar Iruña. Aparte de los pinchos, también hice un par de salsas de curry que complementaron el sabor de los pinchos muy bien. También había pitas tostadas, que podían tomarse con los pinchos o directamente untarse en las salsas.

Así que aquí va la receta:

Ingredientes (4-6 pinchos)

  • 500 gr. de carne de cordero, ternera, o pollo.
  • Mezcla de especias para kebab.
  • 1 cebolla mediana
  • 1 pimiento rojo.
  • 1 pimiento verde.
  • Pinchos de bambú o de metal.
  • Para la salsa de curry: 1 yogur natural (sin azucar), pasta concentrada de curry o curry amarillo, vinagre, limón.
  • Un par de pitas

Notas sobre los ingredientes:

  • Ayer experimenté con pinchos de ternera, cordero, y pollo y, en mi opinión (y la del amigo que convencí para que hiciese de conejillo de indias), los mejores pinchos son los de cordero, pero para gustos los colores 🙂 La carne, en teoría, puede venir de cualquier parte del animal, siempre y cuando se pueda cortar en cubos de 2cm y tengan poca grasa. Depende de la calidad que queremos que tenga el pincho moruno. Los pinchos de cordero que hice ayer eran con carne del hombro que generalmente se reserva para guisos y, aun así, salió muy bien. En algunas recetas recomiendan utilizar carne de solomillo.
  • Tengo que confesar que yo hice trampa, y utilicé una mezcla de especias ya preparada. Estas mezclas pueden encontrarse en tiendas indias (que aquí son fáciles de encontrar, pero me imagino que no abundan en España), y también podemos utilizar una mezcla propia utilizando una receta en Internet.

Instrucciones (Pinchos)

  1. Cortar la carne en cubos de 2cm.
  2. En un contenedor (puede ser un bol que podamos tapar con una tapa o con papel albal, o una bolsa que pueda cerrarse seguramente) poner la carne. Añadir un chorro pequeño de aceite de oliva. Remover. Añadir especias hasta que todos los trozos de carne estén casi completamente cubiertos de especias, y tengan un olor fuerte a especias.
  3. Tapar el contenedor y dejar macerar durante 12-24 horas.
  4. Si utilizamos pinchos de bambú, dejarlos en remojo durante 10 minutos antes de empezar a preparar los pinchos.
  5. Cortar la cebolla y los pimientos en láminas de unos 2cm.
  6. Atravesar la carne y los vegetales con el pincho.
  7. Idealmente, el pincho moruno debe cocinarse a altas temperaturas directamente sobre la llama en una barbacoa de carbón. Por supuesto, esta no es una opción disponible para los que vivimos en un apartamento. En EEUU, los hornos de gas suelen incluir un broiler, un compartimento donde puedes poner comida directamente debajo de la llama que calienta el horno (ejemplo). Es decir, no vale poner el pincho en el horno, y cocinarlo con calor indirecto. Es necesario cocinarlo con calor directo. En un horno eléctrico, me imagino que podría hacerse con el «grill».
  8. En fin, una vez que hayamos decidido que aparato vamos a utilizar para cocinar el pincho, cocinarlo hasta que esté bien hecho (generalmente, en cuanto notemos que los extremos de la carne y los vegetales empiezan a tostarse). En el broiler de mi casa tardó unos 15 minutos en hacerse. No olvidar darle la vuelta al pincho unas cuantas veces. NOTA: Si hacemos pinchos de pollo, no olvidemos que el pollo tarda menos en hacerse que la carne de ternera y de cordero. Hay que tener esto en cuenta si estamos haciendo pinchos de distintas carnes (hay que sacar los pinchos de pollo antes). Además, los vegetales estarán menos hechos en los pinchos de pollo (puede ser una buena idea dejar los vegetales en el horno unos minutos antes de ponerlos en los pinchos de pollo, para que estén en su punto cuando el pollo esté hecho).

Instrucciones (Salsa de Curry)

  1. En un bol, mezclar el yogur con la pasta de curry, o con el curry en polvo. Aquí no hay una justa medida, y depende de la intensidad del curry. Hay que probar la salsa hasta que se note en sabor al curry. Ojo, que la salsa no debe tener un sabor fuerte.
  2. Añadir unas gotas de vinagre blanco y unas ralladuras de limón. Mezclar.
  3. Servir junto con pitas tostadas (podemos aprovechar el horno después de hacer los pinchos para tostar la pita uniformemente). Podemos untar la carne, los vegetales, o las pitas en la salsa de curry.

Shortbread cookies (galletas de mantequilla)

Como he comentado en alguna ocasión, en Globus tenemos un MUD que utilizamos para comunicarnos entre todos. Aunque generalmente solo se habla de trabajo, de vez en cuando hay charlas sobre temas menos serios, sobre todo durante el fin de semana. Hoy, una desarrolladora de Globus comentó que su hijo (de diez-y-pico años) estaba haciendo galletas (al parecer, era su «homework» para este fin de semana). Tras numerosas descripciones de lo bien que olia su casa a cuenta de las galletas (y tras unos cuantos desarrolladores de Globus hablando de sus tipos favoritos de galletas), a mi me entró el mono de ponerme a hacer repostería. Sin embargo, era incapaz de hacer las recetas más típicas porque, sencillamente, no tengo huevos.

Para los malpensados que, tras esa ultima frase, han concluido que carezco del suficiente coraje para hacer galletas, me permito clarificar que lo que me faltan son huevos de gallina. Como todas las recetas de reposteria que he probado requieren huevos, pues estaba más bien chungo el tema. Afortunadamente, alguien en el MUD de Globus sugirió que hiciese «shortbread cookies», que no requieren huevos. Tras mirar la receta en uno de mis libros de cocina, comprobé que esto no son nada más y nada menos que las «galletas de mantequilla» de toda la vida. Son sencillisimas de hacer, y aquí va la receta:

Ingredientes (para ~24 galletas)

  • 170g de mantequilla (dejar unas horas fuera de la nevera para que esté blanda y a temperatura ambiente)
  • 55g de azucar
  • 300g de harina

Instrucciones

  1. Mezclar el azucar y la mantequilla en un bol.
  2. Una vez mezclados, añadir la harina poco a poco y mezclar.
  3. Si, una vez mezclados los ingredientes, la masa se resquebraja, añadir más mantequilla (una o dos cucharadas). Una variación es añadir una cucharada de extracto de limón a la mezcla, para darles un ligero sabor a limón (yo lo hice con la mitad de las galletas, las rectangulares)
  4. En una superficie plana (y limpia) se echa un poco de harina, y se extiende la masa con un rodillo hasta que tenga un grosor de 1cm
  5. Se hacen las formas de las galletas con moldes. Yo no tenía moldes, así que utilicé un vaso (pequeño). Para las galletas rectangulares, utilice un corta-pizzas para hacer unos cortes limpios (se podría utilizar un cuchillo también). Para que las figuras salgan bien, hay que dejar un par de centimetros entre galleta y galleta. La masa restante se vuelve a extender y se repite este paso hasta que no queda masa.
  6. Poner en una bandeja engrasada o con una hoja antiadherente. Dejar en el horno a 175ºC durante 20 minutos.
  7. Una vez hechas, dejar enfriar 10-15 minutos fuera del horno. Se puede espolvorear azucar glasé sobre las galletas para decorar.

Las galletas salen un poco secas, pero así es como tienen que salir. Aun así, son bastante sabrosas, y una buena opción cuando no tenemos ingredientes perecederos (p.ej. huevos o leche) en casa.

Pasta y filetes

El viernes estaba «hanging out» con un amigo americano y, al ser aficionados los dos a la cocina, decidimos buscar alguna receta interesante en un libro o en Internet, y dedicar la tarde a hacerla. Al final nos decantamos por hacer «Pasta Diavolo»: pasta con pollo y mucho mucho picante (es un plato que probé en Londres el año pasado, y llevaba tiempo con ganas de intentar hacerlo por mi cuenta). La receta ya la colgaré más adelante en el blog (resultó ser un plato muy bueno, si te gusta el picante), ya que el proposito de este post no es la receta sino hacer una reflexión. Mientras disfrutaba la Pasta Diavolo, me di cuenta de que hace un año y ocho meses (antes de mudarme a Chicago) yo era un inepto culinario. Y, sin ser un gran chef, ahora puedo hacer capazmente platos «de toda la puta vida» y, de vez en cuando, cosas un poco más exquisitas como la Pasta Diavolo.

Hay que ver cómo te obliga a cambiar la emancipación. Antes de venir a Chicago, los unicos platos que yo era capaz de cocinar eran pasta (sólo la pasta, claro… la salsa que me la den ya hecha) y filetes (y, si eran empanados, me los tenían que empanar previamente). En los meses anteriores a irme a EEUU, también aprendí a hacer Chili con Carne, pero siempre con la supervisión de mi madre, que se aseguraba de que hacía todo bien. Claro, esas habilidades culinarias están bien cuando vives con papá y mamá, porque son las suficientes para sobrevivir cuando estás de Rodriguez. Pero aquí en Chicago, me di cuenta que tenía dos opciones: (1) aprender a cocinar o (2) sobrevivir a base de pasta, filetes, y comida enlatada. Ni corto ni perezoso, las primeras semanas en Chicago llamaba a mi madre todos los fines de semana para pedirle recetas y para comentarle los triunfos (o fracasos) de la pasada semana. Tras varias iteraciones, acabé pillandole el tranquillo…

En fin, como muchos ya sabeis, he ido colgando algunas recetas en blog (y algunas fotos en la galeria). Pero eso es solo una pequeña parte de lo que he aprendido a cocinar desde que estoy aquí… tengo una carpeta con hojas en blanco donde voy apuntando cada nueva receta, aparte de múltiples libros de cocina. Poco a poco, iré colgando todas esas recetas en el blog. Mientras tanto, aquí teneis una lista de los platos que sé cocinar (con foto y/o receta, si la hubiere):

  • Alubias (negras, rojas, o blancas) [foto]
  • Buffalo hot wings (alitas de pollo picantes) [foto] [receta]
  • Cake de almendra [foto] [receta]
  • Cake de limón
  • Chili con carne
  • Chocolate a la taza (casero) [receta]
  • Churros [foto]
  • Cocido madrileño
  • Croquetas
  • Dulce de almendra [foto]
  • Filete empanado (ahora ya sé como empanarlo yo solito 😛 ) [foto]
  • Lentejas [foto] [receta]
  • Macarrones al horno [foto]
  • Magdalenas [foto] [receta]
  • Paella [foto] [paella party!]
  • Pasta Diavolo
  • Patatas alioli
  • Pavo asado [foto]
  • Pincho moruno [foto]
  • Pollo asado
  • Roscón de Reyes
  • Tortilla de patata [foto]

¿Qué es lo siguiente? Pues de momento tengo los siguientes objetivos culinarios:

  1. Euskal pastela: La verdad es que nunca he probado euskal pastela, pero aquí lo autoctono siempre queda muy bien (los americanos se vuelven locos con la tortilla española, a pesar de que es sencillisima de hacer). Vamos, que puede venir bien para cuando alguien te pide cocinar algo «típico». Además, me estoy dando cuenta de que la repostería es el tipo de cocina que más disfruto…
  2. Salsas picantes: Para mi receta de Buffalo Hot Wings dependo de salsas que puedes encontrar en cualquier supermercado americano. Claro, cuando vuelva a España (de visita, o permanentemente en el futuro), no voy a poder encontrar esas salsas, así que más me vale aprender a hacer la mía propia si quiero seguir disfrutando de las Buffalo Hot Wings fuera de EEUU. De hecho, en un futuro no muy lejano quiero pillar a unos cuantos amigos por banda, hacer varios kilos de alitas de pollo y luego «experimentar» varias salsas caseras con ellos (mwahahahaha!)
  3. Comida americana: La comida tipicamente americana (Buffalo hot wings, costillas barbacoa, brownies, jambalaya, hamburguesas gigantes, chili con carne, chocolate chip cookies, pancakes, …) me tiene cautivado. A pesar de que en el extranjero generalizamos mucho y pensamos que la «comida americana» no es más que hamburguesas de McDonalds, aquí he descubierto que la cocina americana «de verdad» es muy sabrosa. Un amigo americano una vez me dijo que no entendía como podía gustarme la cocina americana «que tiene sabores tan fuertes y poco refinados», viniendo de un continente donde se valora la comida con un sabor refinado y cuidado. Mi respuesta fue que, precisamente estando acostumbrado a sabores más cuidados, la comida americana supone un cambio muy agradable. En fin, que quiero aprender más recetas americanas 🙂
  4. Roscón de Reyes: Cuando le pedí a mi madre una receta para hacer Roscón de Reyes, su primera reacción fue «No creo que estés preparado para esa receta». Vamos, como cuando Yoda le dijo a Luke que no estaba preparado para enfrentarse a Darth Vader, para entendernos 😉 No le faltaba razón a mi madre: es una receta complicada donde es muy fácil meter la pata (especialmente porque hay que utilizar levadura panadera, que requiere unas condiciones muy concretas para tener el efecto deseado). Pero bueno, en algún momento tenía que empezar. El primer año (enero de 2005) fue un desastre. Más que un roscón, parecía una pizza con un agujero en el medio. Al año siguiente (enero de 2006), con más experiencia repostera, me salió algo más parecido a un roscón de reyes, pero todavía sin ese aspecto de «¡Cómeme!» que tienen los roscones que se ven en las panaderías. Por lo menos estaba muy bien de sabor (especialmente con chocolate a la taza). Así que mi objetivo es, poco a poco, aproximarme al roscón ideal. A ver el próximo enero…

Buffalo hot wings

Aquí en EEUU, una comida muy típica son las «buffalo hot wings», que no son más que alitas de pollo preparadas con una salsa picante (se llaman «Buffalo Wings» porque se originaron en la ciudad de Buffalo). Antes de venir a EEUU, el ala siempre era mi parte menos favorita del pollo (yo soy de los que prefieren la pechuga, no andar arrancando trocitos de carne de un hueso). Sin embargo, cuando me dieron a probar las dichosas «buffalo wings», me quedé enganchado (en concreto, me llevaron a un «sports bar» de la cadena Buffalo Wild Wings). Lo que diferencia las «hot wings» de cualquier alita de pollo que he probado antes es la salsa picante, que puede ser todo lo picante que quieras (en Buffalo Wild Wings puedes escoger entre 26 gradiantes de salsa picante). A mi en concreto me gustan las salsas «medias», que no son ni tan picantes que te queman la lengua ni tan poco picantes que casi no tienen sabor.

En fin, todo esto lo cuento porque hoy me he aventurado a hacer mis propias Buffalo Hot Wings, y resulta que me han salido bastante bien. El resultado puede verse aquí. Eso sí, tengo que admitir que he hecho trampa: he comprado la salsa picante ya hecha (aquí en EEUU en los supermercados venden salsas especificamente para hacer Buffalo wings), con lo cual la receta va a servir de poco si no se tiene salsa picante como la que tienen aquí (la receta no puede hacerse sin salsa picante, es la parte más importante de la receta). Aun así, al final del post incluyo algunas indicaciones de cómo hacer una salsa propia. En fin, aquí va la receta:

Ingredientes (1-2 personas)

  • 500g-750g de alitas de pollo
  • 125g de harina
  • Una cucharada de sal
  • Media cucharada de pimienta negra
  • Media cucharada de ajo en polvo
  • Media cucharada de cayenas en polvo
  • Media cucharada de paprika (o pimentón picante)
  • Salsa picante para Buffalo Wings

Instrucciones

  1. Calentar el horno a 220ºC (425ºF)
  2. Lección básica de anatomía polluna: El ala del pollo se divide en tres partes. Cortar cada ala en estas tres partes y descartar la punta del ala. No hay que quitarle la piel al ala, pero si conviene cortar cualquier exceso de piel.
  3. En un bol, mezclar la harina, la sal, pimienta, ajo, cayena, y paprika (o pimentón).
  4. Bañar las alas en la harina y colocar en una bandeja de Pyrex. Conviene poner aluminio antiadherente en la bandeja o, en su defecto, frotar la bandeja con un poco de mantequilla.
  5. Poner la bandeja al horno durante 20 minutos.
  6. Sacar la bandeja (sin apagar el horno). Poner la salsa sobre las alas, asegurandose de que queden cubiertas por ambos lados. Dar la vuelta a las alas. Si se tiene salsa de sobra, una opción es poner la salsa en un bol y directamente untar el ala, sujetada por un tenedor o unas tenazas de cocina.
  7. Poner la bandeja al horno 12 minutos más.
  8. Apagar el horno, sacar la bandeja, y poner un poco más de salsa (aunque no demasiada). Asegurarse de que la salsa está bien distribuida a lo largo de toda la carne.
  9. Dejar enfriar 5 minutos. Ya están listas para servir 🙂

Salsa picante

Más adelante, intentaré hacer mi propia salsa picante y ya comentaré una receta aquí en el blog. Sin embargo, no debe ser complicado. Al parecer la base de la salsas para Buffalo Wings es mantequilla, vinagre, y agua (la salsa tiene que quedar espesa, aunque no tan espesa como el ketchup). El sabor viene dado por ajo en polvo, cebolla en polvo, y paprika. Para el picante, se puede añadir tabasco, cayena en polvo, … Para los muy aventureros, podeis intentar experimentar con esos ingredientes, a ver si os sale una salsa interesante 😀 Pero lo dicho, que ya experimentaré yo por mi cuenta y publicaré mis resultados aquí 😉

¿Al horno o fritas?

Al parecer, otra manera de hacer Buffalo Wings es friendolas (con freidora) en lugar de hacerlas al horno. Tendré que probarlo algún día para ver qué tal salen.

Chocolate a la taza

Después de la receta de ayer (Lentejas), aquí va otra receta apta para esos fríos días de invierno en los que lo único que apetece hacer es quedarse en casa y acurrucarse en el sofá bajo una manta.

Ingredientes

  • 100 gramos de chocolate en trozos. Tipicamente es chocolate negro, pero puede ser con leche para un sabor menos fuerte (lo realmente importante es que el chocolate sea bueno, no chocolate barato)
  • 250 mL de leche
  • 150 mL de nata líquida
  • Vainilla en rama o extracto de vainilla
  • Azucar

Instrucciones

  1. Poner todos los ingredientes en una cacerola pequeña. Si se utiliza vainilla en rama, hay que hacer una hendidura en la rama (para que suelte el sabor). Si se utiliza extracto de vainilla, entonces utilizar dos cucharaditas.
  2. Hacer a fuego suave. Remover con un batidor hasta que el chocolate se haya derretido y quede una mezcla espumosa.

Lentejas

Ahora que se acerca el invierno (aquí en Chicago ya se empieza a notar…) aquí va una receta sencilla para hacer lentejas. Yo no sé vosotros, pero a mi las lentejas me encantan (sobre todo en un frio día de invierno 🙂

Ingredientes (4-5 personas)

  • 500 gr. de lentejas
  • Un chorizo (blando, para guisar)
  • Un trozo de panceta (en su defecto, un trozo de tocino/bacon)
  • 1 lata pequeña de tomate frito.
  • Pimentón
  • Curry amarillo (opcional)

Nota sobre los ingredientes: Para esta receta es imprescindible utilizar chorizo y pimentón. Es lo que le da el sabor caracteristico al guiso. Para los que vivais en España, pues esto no resulta un problema. Pero para los que vivimos en el extranjero, pues hay que buscarse una manera de procurarse esos ingredientes. En EEUU hay una web (La Tienda) que vende productos españoles en EEUU. El precio puede resultar excesivo para productos de uso frecuente (p.ej. chorizo), así que es mejor encontrar una tienda «de verdad» donde vendan productos españoles (en Chicago tenemos el Café Ibérico)

Instrucciones

  1. Poner aceite en cacerola. Freir (a fuego lento) chorizo y panceta hasta que la panceta esté dorada.
  2. Añadir una cucharadita de pimentón. Añadir el tomate y otra cucharadita de pimentón. Dejar a fuego lento durante 20 minutos.
  3. Añadir lentejas. Cubrir de agua. Dejar a fuego suave hasta que estén hechas (90-120 minutos, dependiendo de la lenteja)

Una variación que me gusta mucho es «Lentejas al curry». Parece que las lentejas y el curry no mezclan, pero mezclan requetebien. Lo unico que hay que hacer es añadir unas cucharaditas de curry al tomate en el paso (2). La cantidad depende de la fuerza del curry… yo sencillamente echo cucharadas hasta que el tomate «huela a curry» (en mi caso, unas 4-5 cucharaditas).

Otros apuntes

  • En EEUU es habitual encontrar muchos tipos distintos de lentejas en el supermercado: green lentils, brown lentils, orange lentils, … Hay una variedad de lentejas verdes que es similar en apariencia a la lenteja que se utiliza habitualmente en España (de hecho, se comercializa como «Lentejas» en la sección de «productos latinos» de los supermercados). Sin embargo, esta lenteja suele dar muy malos resultados (es insipida y pierde muy facilmente su forma). La variedad que a mi mejores resultados me ha producido es la brown lentil.
  • En EEUU la panceta y el tocino se comercializan con el nombre de «salt pork» y de «bacon slab» (estrictamente, la panceta es tocino que proviene de la panza del cerdo… en EEUU es dificil saber si el tocino que te venden es de la panza o de otra parte del animal).
  • Tras echar el tomate, se puede retirar el chorizo para partirlo en dos, o en rodajas, y luego introducirlo de nuevo en la mezcla. De esta manera, soltará más sabor.

Magdalenas

Aquí va una receta para hacer magdalenas. Es una receta muy sencilla, y la unica complicación es que hay que conseguir moldes para magdalenas. Aquí en EEUU las venden en los supermercados («baking cups», «muffin cups», «cupcake cups», …). Son especialmente recomendables unos moldes de papel que tienen, a su vez, un molde descartable de aluminio. Esto permite que el molde de papel no se deforme cuando empieza a subir la masa en el horno. A falta de moldes de papel, también puede servir una bandeja para «muffins».

Por lo demás, si la receta se sigue al pie de la letra, las magdalenas salen bastante buenas (la primera vez que hice magdalenas me sorprendió -gratamente- que sabían tal y como las recordaba). Aquí hay unas fotos de como me salen a mi: [foto 1] [foto 2 (en esta foto me pasé con el azucar… así que ojo en el paso (4): hay que poner sólo un poco de azucar)]

Ingredientes (para 12 magdalenas medianas)

  • 3 huevos
  • 125g azucar
  • 200g harina
  • 100mL aceite
  • 2 cucharadas y media de levadura Royal («baking powder» en EEUU)
  • Media cascara de limón rallada (o media cucharada de extracto de limón)
  • 50mL leche

Instrucciones

  1. Batir los huevos.
  2. Una vez batidos, ir añadiendo el azucar poco a poco mientras se siguen batiendo los huevos.
  3. Añadir los siguientes ingredientes en este orden (antes de añadir el siguiente ingrediente hay que asegurarse de que el anterior está bien mezclado): aceite, limón, leche, harina + levadura
  4. Poner la mezcla en los moldes. Llenar hasta la mitad. Una vez en los moldes, espolvorear azucar encima.
  5. Dejar en el horno a 190C (375F) durante 15 minutos. Para comprobar si están hechas, coger un cuchillo y pinchar una magdalena hasta el fondo. Si el cuchillo queda impregnado con masa, todavía no están hechas. Si no, ya están (ojo: si el cuchillo queda un poco ‘humedo’, eso es normal… lo importante es que no se le pegue masa)

Y ahora, repostería

Estoy que no paro… este fin de semana me he atrevido con un nuevo tipo de receta: un pastel de almendras (en casa lo llamabamos simplemente «cake»… igual un nombre más correcto es «bizcocho de almendras»). Y la verdad es que me ha salido bastante bien… Al final le estoy sacando provecho a la cocina del piso…

Bueno, y como la receta es bastante sencilla (receta de mi madre, por cierto), aquí os va por si os quereis atrever:

Ingredientes:

  • 3 huevos
  • 100g de mantequilla
  • 125g de azucar
  • 125g de harina
  • 1 sobre de levadura Royal (2.5 teaspoons de «baking powder» para los que también esteis en yankilandia)
  • 100g de almendra molida

Para adornar:

  • Almendra fileteada cruda
  • Azucar glass

Instrucciones:

  • Dejar la mantequilla a temperatura ambiente hasta que quede pomada (osea: blandita 😛 )
  • Batir la mantequilla.
  • Añadir el azucar.
  • Batir hasta que estén bien mezclados.
  • Añadir un huevo. Batir. Añadir otro huevo. Batir. Añadir el ultimo huevo. Batir.
  • A estas alturas te dolera la mano de tanto batir. Echate Reflex o considera seriamente comprarte una batidora.
  • Añadir la harina, levadura, y almendra molida.
  • ¿A qué no lo adivinas? Efectiviwonder: ¡batir! En este caso, hasta que quede una mezcla homogenea.
  • Poner la mezcla en un molde rectangular untado de mantequilla.
  • Poner las almendras fileteadas sobre la mezcla.
  • Meter en un horno previamente precalentado a 180C (355F).
  • Al cabo de 10 minutos, bajar la temperatura a 160C (320F).
  • Al cabo de 30 minutos el pastel debería estar hecho. En cualquier caso, no hay que abrir el horno hasta que la masa haya subido y el pastel esté dorado. Si, al igual que yo, tu horno no tiene ventana, pues te jodes. Para asegurarse de que está 100% hecho, pinchar con un cuchillo. Si sale con restos de masa, te jodes un poco más y esperas un ratito más (nasti de plasti hasta que el cuchillo salga seco, ).
  • Sacar del horno, y sacar el pastel del molde en caliente para evitar que se pegue. Echar azucar glass sobre el pastel usando un colador.

¡Y ya está! La semana que viene me voy a atrever con algo un pelín más complicado: roscón de reyes. Ya, ya, con un poco de retraso, pero es que el agua de azahar (ingrediente clave del roscón) no me ha llegado hasta hace un par de días (tuve que pedirla por Internet… aquí es imposible encontrarla en el supermercado :-O ). La receta es bastante más complicada, y las posibilidades de exito escasas, pero por algo hay que empezar…

Chili con carne

Hoy ha tenido lugar otro hito en la historia de mi piso. Hoy he cocinado una comida que (a) no era fácil de cocinar y (b) es sana y nutritiva. Es que, hasta el día de hoy, he estado sobreviviendo a base de lo que sirven en los comedores universitarios y de cocinar ‘comida de soltero’ (pasta y cualquier carne que tarde menos de 5 minutos en hacerse). Lo que he cocinado es el plato más complicado que sé hacer: chili con carne. En realidad, es el único plato complicado que sé hacer (y ya tengo bastante experiencia haciendolo) pero me imagino que si he dominado el sutil arte del Chili con Carne, hacerme una fabada asturiana no tendrá mucha complicación.

El chili me ha salido bastante bien, y he comido (y cenado) como un campeón. No sólo he comido un plato sabroso, sino que además estoy seguro de que (siendo el chili con carne pura dinamita) arrasará con todo lo que encuentre en mi sistema digestivo (es decir, toda la basura que he estado comiendo esta semana) dejando mis intestinos más limpios que una patena. Además he hecho una cantidad generosa para que me dure unos cuantos días más.

Para aquellos curiosos que querais atreveros con este delicioso plato tex-mex, aquí os va la receta. Hay muchas variedades distintas de Chili con Carne y ésta en concreto es «Florida Chili», un poco menos picante que el «Texas Chili» (el más conocido y habitual). Es que la persona que me enseñó a hacer chili con carne era de Florida…

Ingredientes (para 4-6 personas, según el hambre que tengan 🙂

  • 500g de alubias rojas. El chili de verdad se hace con alubias rojas rojas. Se puede hacer con alubias pintas pero no queda tan bien. A falta de alubias rojas, se pueden utilizar alubias negras.
  • 500g de carne picada
  • Una lata grande de tomate triturado («Crushed tomatoes» en EEUU)
  • Una lata pequeña de tomate frito (En EEUU no tienen tomate frito… lo más parecido es «Tomato Sauce», que deberemos procurar que lleve el minimo posible de especias, aditivos, etc.)
  • Media cebolla (En EEUU, hay que asegurarse de comprar «Yellow onion»)
  • Medio pimiento rojo
  • Un diente de ajo
  • Especias:
    • Azucar
    • Sal
    • Chili molido. En España es dificil conseguir chili molido, con lo cual en su lugar se pueden utilizar cayenas enteras o molidas (enteras, a ser posible) y pimienta negra. Eso sí, aunque tengamos chili molido, siempre podemos añadir cayenas para que salga más picante y pimienta negra para añadirle más sabor.
    • Comino molido. Sirve para atenuar el picante. No hace falta si somos unos machotes y queremos que el brebaje salga muy picante. Yo siempre le hecho porque me gusta el picante, pero no tanto 😛
    • Oregano. Estrictamente no hace falta, pero sirve para añadir aroma.

Instrucciones (suponiendo que no tenemos olla a presión)

  1. Poner la noche anterior las alubias en remojo.
  2. Un par de horas antes de la hora de comer, añadir un par de vasos de agua a las alubias y poner a hervir.
  3. Mientras las alubias hierven, iremos preparando la salsa.
    1. Picar la cebolla, el pimiento, y el ajo en trozos pequeños.
    2. Mezclar en una taza las especias: una cucharada sopera de sal, una cucharada sopera de azucar, una cucharada de chili molido, una cucharada de comino molido y una cucharada de oregano. Si utilizamos cayenas enteras, molerlas con una servilleta de papel y añadir a la taza de las especias (si tocamos el interior de la cayena, lavar con abundante agua y jabón y procurar no tocarse los ojos, la boca, etc.).
    3. Poner aceite en una sartén grande (y honda, a ser posible). Cuando el aceite esté caliente, añadir la cebolla, pimiento, y ajo. Cuando la cebolla cambie de color, añadir la carne. Remover para asegurarse de que la carne se hace por todos lados. Cuando la carne esté marrón, añadir el tomate triturado y el tomate frito. Remover. Añadir las especias. Remover. Dejar en fuego lento hasta que quede una salsa espesa (una media hora). Probar de vez en cuando y…

      …si le falta picante, añadir cayena entera o molida.

      …si le falta sabor, añadir chili molido (o cayena con comino si no tenemos chili molido).

      …si el sabor es demasiado fuerte, añadir comino y oregano.

  4. Cuando la salsa esté lista (cuando esté espesa) añadir a las alubias. Dejar hervir en fuego lento durante una hora. Al igual que durante la preparación de la salsa, probar de vez en cuando y añadir especias según hagan falta. Si al cabo de una hora la salsa sigue estando muy liquida, dejar hervir un poco más pero no mucho más.

Como he indicado arriba, esto presupone que no tenemos una olla a presión, por lo que es importante dejar las alubias en remojo durante la noche (de lo contrario, estarán muy duras). Si tenemos olla a presión, entonces lo que tenemos que hacer es preparar las alubias en la olla a presión y cuando estén blandas, añadirles la salsa. Para un mejor resultado, hay que asegurarse de que a las alubias ya les quede poca agua y que la salsa esté espesa… de lo contrario, tendremos que cocinar las alubias + salsa a fuego lento hasta que quede la consistencia adecuada.

Bueno, pues ahí lo teneis. Si alguno se atreve con esta receta, que cuente aquí su experiencia con el chili con carne 😀